Sequía en Francia iguala récord de 2020 y compromete la recuperación de las capas freáticas

PARÍS.- Un nuevo episodio de sequía en Francia. El país lleva 31 días sin registrar precipitaciones reales, según confirmó Météo-France el martes 21 de febrero: una ausencia de lluvias que igualaría el récord muy reciente de 2020 y comprometería la recuperación de las capas freáticas, agotadas por la sequía histórica del año pasado.

Desde el 21 de enero, aunque haya llovido ocasionalmente en algunos lugares, las precipitaciones acumuladas en toda la Francia metropolitana han sido inferiores a 1 mm cada día.

«Se prevé que febrero de 2023 termine con un déficit pluviométrico superior al 50%, lo que lo convertirá en uno de los meses de febrero más secos registrados desde que comenzaron las mediciones en 1959», señala Météo-France.

Esta ausencia de lluvias «está vinculada principalmente a las condiciones anticiclónicas desde finales de enero, que han actuado como una especie de escudo» contra las perturbaciones lluviosas, explica Simon Mittelberger, climatólogo de Météo-France.

Pero más allá del episodio singular, lo preocupante es la recurrencia del fenómeno y el contexto, que ilustran las predicciones de los expertos de la ONU sobre el calentamiento global vinculado a las actividades humanas, aunque los científicos aún no hayan atribuido esta sequía concreta al cambio climático.

😧La pluie n’est pas tombée en France depuis le 21 janvier, soit une série record de 27 jours. Du jamais vu en hiver. Cette situation se traduit par un assèchement des sols, déjà affaiblis par la sécheresse de l’été 2022.

Le point ici 👉https://t.co/sBbKwkkWnS

📸@infoclimat pic.twitter.com/Iofycy6TLQ— Météo-France (@meteofrance) February 17, 2023

Este episodio ya ha eclipsado el récord anterior de meses invernales -22 días en 1989- durante este periodo crucial para la recarga de las aguas subterráneas.

El efecto «escudo»

Pase lo que pase, «febrero de 2023 debería terminar con un déficit pluviométrico superior al 50%, convirtiéndose así en uno de los meses de febrero más secos jamás registrados desde que comenzaron las mediciones en 1959», anunció Météo-France el lunes.

Esta ausencia de lluvias «está vinculada principalmente a las condiciones anticiclónicas desde finales de enero, que han actuado como una especie de escudo» contra las perturbaciones lluviosas, explica Simon Mittelberger, climatólogo de Météo-France.

Pero más allá del episodio singular, lo preocupante es la recurrencia del fenómeno y el contexto, que ilustran las predicciones de los expertos de la ONU sobre el calentamiento global vinculado a las actividades humanas.

«Francia sufre una sequía meteorológica preocupante», afirma Météo-France: «Desde agosto de 2021, todos los meses presentan déficit de precipitaciones, salvo diciembre de 2021, junio de 2022 y septiembre de 2022».

Además, este déficit crónico continúa tras las excepcionales olas de calor y la sequía del suelo del verano de 2022, otros síntomas del cambio climático. Casi todos los departamentos de la Francia metropolitana habían sido declarados en alerta por sequía, con restricciones de agua para regar o lavar coches.

Nuevos récords cada año

Pero en aquel momento, la gravedad de la situación se vio atenuada por un invierno húmedo previo en la mayoría de las regiones, que había contribuido a recargar las capas freáticas.

A principios de 2023, en cambio, su llenado lleva retraso. En enero, la Oficina de Investigación Geológica y Minera (BRGM, en francés) ya se mostraba «bastante pesimista» sobre la disponibilidad el próximo verano de las aguas subterráneas, que proporcionan dos tercios del agua potable y un tercio del riego agrícola.

Si las lluvias son tan escasas en 2023, «estaremos en una situación mucho peor que al final del verano de 2022», advirtió la oficina.

De hecho, a la falta récord de lluvias en la primavera de 2020 le siguió el verano más seco registrado a nivel del suelo.

Con la excepción del año 2021, el indicador de sequedad del suelo ha alcanzado un nuevo máximo histórico todos los veranos desde 2018.

Como muestra de preocupación, el Gobierno convocó el jueves su «primer comité de previsión y seguimiento hidrológico del año», mientras se avecinan «conflictos de uso», es decir, tensiones entre las necesidades de la agricultura, la producción hidroeléctrica en las presas, las actividades de ocio (golf, piragüismo, etc.) y la salud de los ecosistemas.

Anunciado para finales de enero, el tan esperado plan de gestión del agua del Gobierno se ha pospuesto varias semanas.

Mientras tanto, algunos departamentos ya están sufriendo: los Pirineos Orientales están en alerta por sequía ininterrumpidamente desde junio, aquejados por repetidos incendios en pleno invierno. Y la mayor parte del departamento de Var entró a su vez en alerta por sequía el viernes.

Al otro lado de la frontera, en Cataluña, las reservas de agua se encuentran actualmente a sólo el 28,7% de su capacidad, frente a una media del 72% en los últimos diez años, según el último boletín hidrológico nacional.

F24/

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