El Inter derrota al Milan y golpea primero en el derbi de semifinales de Champions

MILÁN, Italia.- Uno o tenía algo de miedo a la hora de afrontar este Milan-Inter. La pasión, la rivalidad y la añoranza del mejor momento reciente de ambos equipos acababan siempre aplacados internamente por esa certeza de que cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Con la rivalidad a flor de piel y la devolución del Calcio a las nubes del fútbol europeo, Milan e Inter abrieron la eliminatoria añeja y, desde que rodó el balón hasta que se finiquitó, el conjunto de Inzaghi dominó y golpeó primero con un claro 0-2, goles de Dzeko y Mkhitaryan.

La baja de Leao fue prácticamente el 0-1 para el Milan sin salir de vestuarios. Es verdad que después Saelemaekers, su sustituto, no desentonó, pero está a años luz del crack portugués.

Al igual que sucedió en la final de la Supercopa italiana en enero, el Inter salió mucho mejor desde el principio y eso acabó decidiendo el encuentro. De hecho, en la primera mitad apenas hubo un equipo sobre el terreno de juego. Los de Inzaghi, comandados por un imperial Barella, se adelantaron con un golazo de Dzeko en el 8′ que voleó un balón suelto en área rival con el hambre del que vive del gol. A sus 37 años y 54 días, el bosnio se convirtió en el futbolista más veterano en anotar en una semifinal de Champions, apenas 50 días más joven que Giggs en 2011.

El séptimo de esa ilustre lista apareció en el 11′, apenas cuatro minutos después. Mkhitaryan marcó llegando de segunda línea otro golazo y ahí empezó la avalancha interista.

Dzeko, Barella, Çalhanoglu, Lautaro… todos espoleados por un excelente momento se agolparon sobre la meta de un Maignan que nunca imaginó una pesadilla de inicio similar. Las que no sacó el genial meta francés lo hizo la base del poste, contra la que se toparon en varias ocasiones los neroazzurri.

Tardía reacción ‘rossonera’

Tras el paso por vestuarios, el conjunto de Pioli intentó volver a coger aire tras el huracán que le había pasado por encima en la primera mitad. El Inter, al revés: su trabajo estaba hecho y esperó atrás.

Ahí empezó a crecer el Milan, comandados por un buen Brahim, el mejor de los que ejercieron como locales. También Tonali, cuyo disparo lo repelió el poste de Onana. Pobega también lo intentó en los minutos finales, pero el segundo acto sólo fue una lenta espera hasta el final de un partido que duró 45 minutos.

La semana que viene, en el mismo escenario, pero con distinto color, Milán buscará su nuevo rey.

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