Como lo dije en un artículo reciente, el oficialismo se aferra a la narrativa del bloqueo como recurso salvavidas, con el fin de mantenerse a flote y librarse de la responsabilidad de haber arruinado a la que debió ser la nación más próspera de Sudamérica.
Sin embargo, el peso de la corrupción, la incapacidad y la indolencia, fueron superiores y el enfermo no mejoró. Nicolás Maduro y la cúpula del PSUV cuentan con un porcentaje de rechazo que técnicamente los da como perdedores ante cualquier escenario electoral, incluido un consejo comunal. Y parafraseando a la extinta exrectora del CNE: la salida de Maduro es una tendencia irreversible.
En un intento desesperado por ganar simpatizantes, el PSUV ha sacado de la chistera un referéndum consultivo para abordar el asunto de la zona en reclamación, pues es una gran ridiculez, toda vez que la soberanía de un país no es un tema de consulta. Por mandato constitucional, se ejerce y punto. A ese tema no hay que darle más vueltas.
Si hay algo que nos ha quedado claro desde la llegada de la revolución gatoparda, es que la defensa del Esequibo nunca fue una política de Estado para los defensores del “socialismo del siglo XXI”. ¿Porque realizar esta consulta luego de 23 años en el poder?
La respuesta es simple: pretenden despertar el característico sentir nacionalista del venezolano, para luego usarlo como aglutinante que les permita pescar uno que otro simpatizante.
¿Esta estrategia es nueva? ¡Para nada, y los ejemplos sobran! Recordemos al maltrecho Cipriano Castro y su célebre frase: «La planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria».
Apelar al nacionalismo, inventarse una amenaza externa y simular un supuesto riesgo, es el ABC de los regímenes totalitarios a la hora de instaurar un política supremacista, que justifique su permanencia en el poder.
La narrativa chantajista presupone que quien no participa, automáticamente está entregando la zona reclamación y no quiere a la patria. Nada más falso que eso.
La soberanía y la defensa de la nación no se discuten; el punto es que no se necesita un referéndum para ello. Para tal fin, la fulana consulta resulta totalmente inútil. Volvemos al punto inicial: la soberanía no se consulta, se ejerce. Las cartas están sobre la mesa.
La alta participación en las elecciones primarias del 22 de octubre y la contundente victoria de María Corina Machado, están obligando a la tiranía y a sus cómplices seudopositores a quitarse las caretas. Todo el que llame a participar en la nueva puesta en escena de régimen, es una pieza del PSUV. De eso no tengamos dudas.
¡Dígame usted ciudadano de a pie o militante de base!: ¿se prestará para este juego?
Y esos políticos que se venden por unas monedas de plata, tengan presente que el pueblo recuerda, el pueblo no olvida, y más temprano que tarde les pasará la factura por anteponer sus intereses particulares a los intereses del pueblo.
Felipe Jiménez Dueño