Alma Llanera: de Zarzuela a Joropo, autores contrapuestos, encumbrada por la aclamación popular


“Yo, nací en esta ribera del Arauca vibrador, soy hermano de la espuma, de las garzas, de las rosas; y del sol…”, no es necesaria mayor referencia cuando se escucha la introducción musical o se entonan los primeros versos de esta emblemática canción que está estampada en el corazón de todos los venezolanos y se ha abierto paso en el mundo entero cautivando a millones de personas por su carga emotiva, nacionalismo y sentido de identidad con la tierra que nos vio nacer; no en vano es catalogada por la cultura popular como nuestro segundo himno nacional debido a su prominencia y encanto musical.
DE ZARZUELA A JOROPO; a mediados de septiembre del año 1914 y bajo la sombra del dictador Juan Vicente Gómez, se estrena en el Teatro Caracas una obra a cargo de la compañía de operetas de Manolo Puertolas, recién llegada a Caracas de una gira por varios países latinoamericanos obteniendo una aceptación muy alta que fue reseñada al día siguiente por el diario “El Universal” con los siguientes elogios: “Alma Llanera es escena de la vida en las sabanas venezolanas a las riberas del Arauca y sobre su delicadeza de asunto y abundancia de chistes se hacen halagadores comentarios”; posteriormente fue presentada en el Teatro Municipal de Caracas y de allí a las provincias más importantes de la época.
A pesar de ser inicialmente montada como una Zarzuela, pronto evolucionó hacia una adaptación que la convirtió en una obra insigne del joropo venezolano; Rafael Bolívar Coronado, periodista, poeta y escritor venezolano es el autor de la letra de la canción, mientras que la música se atribuye al Guaireño Pedro Elías Gutiérrez quién para entonces fungía como director de la Banda Marcial de Caracas, posición desde la cual pudo materializar la evolución de la pieza e independizarla del montaje de la zarzuela dando inicio a lo que hoy por hoy es una obra imprescindible en el cancionero popular latinoamericano.
AUTORES CONTRAPUESTOS; La personalidad de estos dos personajes son totalmente opuestas; por un lado está Bolívar Coronado con un carácter retraído; durante una visita a un familiar enfermo en villa de cura, se embelesó por la naturaleza circundante del sitio y durante días y noches enteras esbozó poemas y versos que terminaron en tan extraordinaria composición poética, sin embargo, él mismo en su mundo de inseguridades no la creía digna de tanta exaltación al punto que tras el éxito de su estreno y al ser presentada en el Teatro municipal de Caracas, antes de terminar la interpretación salió despavorido del sitio, temiendo que se burlasen de su composición; sin saber lo que acaba de crear; en algún punto llegó a expresar “De todos mis adefesios es la letra de Alma llanera del que más me arrepiento”. Ni siquiera confió en su creación cuando el dictador le becó para estudios en Europa como premio a su creación literaria y partió sin importarle el destino de aquel “hijo” que no le causaba mayor gracia.
Por su parte Pedro Elías Gutiérrez, sacando el mayor provecho de su posición como director de la banda marcial y con el beneplácito del dictador, se encargó de pulir aquel diamante en bruto y explotarlo en su favor; si bien es el autor de la música de la canción, en ella se distinguen claramente compases del golpe tuyero “MARICELA” musicalizado por su amigo Sebastián Díaz Peña el cual comienza con aires de vals y luego pasa a arpa aragüena, base sobre la cual se montó Gutiérrez para musicalizar el Alma Llanera; tras los éxitos iniciales de la zarzuela y con el consentimiento de Bolívar Coronado la convierte en una pieza musical independiente e incluso vende en dos oportunidades los derechos de autor a compañías estadounidenses arrogando ser él el único autor de la obra y dejando sin acceso a las regalías del mismo al autor de la letra de la canción.
ENCUMBRADA POR LA ACLAMACIÓN POPULAR; el desinterés de uno y el oportunismo del otro, quizás hubiesen sido la combinación ideal para un rotundo fracaso de la obra musical, sin embargo, ocurrió exactamente lo contrario; con las regalías aseguradas, más el asesoramiento de las compañías foráneas y el apoyo de los medios del estado como director de la más importante Banda musical del País, Pedro Elías Gutiérrez la hace popular en las retretas caraqueñas que se realizaban entre Jueves y Domingos en las plazas y plazoletas de la ciudad capital, encumbrándola el 31 de diciembre de 1914 para sellar el fin de año en la retreta de la plaza Bolívar de Caracas.
De esta manera se fue haciendo uso y costumbre que en el cierre de los eventos más importantes de la sociedad venezolana se finalizara con la interpretación del “Alma Llanera” lo cual trascendió el tiempo y el espacio pues quién no recuerda la famosa frase al final de cada celebración, fiesta y carnaval, en casas, plazas, clubes y discotecas se diera por terminada la fiesta porque “ya tocaron el Alma Llanera”, y así embriagados de alegría se entonaba el estribillo final y todo el mundo pa´su casa: “Amo, lloro, canto, sueño, con claveles de pasión; para ornar las rubias crines del potro de mi amador, yo nací en esta ribera del Arauca vibrador, soy hermano de la espuma, de las garzas, de las rosas y del sol”.
Tristemente Bolívar Coronado murió marginado y en la pobreza en la ciudad de Barcelona, España, producto del oprobio general al ser descubierto como falsificador de al menos 600 nombres de autores en escritos, crónicas, poesías, mientras estuvo a cargo de la redacción de artículos literarios en el viejo continente; irónicamente su creación más insigne fue la que menos quiso y de la cual no disfrutó en vida ni siquiera de un centavo; por su parte Pedro Elías Gutiérrez, se hizo cargo de aquel “hijo abandonado” y se encargó de encumbrarlo desde su posición a lo más alto del gentilicio nacional venezolano; su prolífica carrera estuvo marcada por la zarzuela y el joropo venezolano lo cual lo coloca entre los grandes compositores de la música de entonces y a fin de cuentas en el único y gran beneficiario de los réditos de esa monumental obra.
Son muchísimos los grandes artistas y orquestas que han versionado e interpretado la obra de Bolívar Coronado y Gutiérrez, entre ellos y seguramente dejando por fuera otras grandes lumbreras del mundo del espectáculo, podríamos mencionar al gran Alfredo Sadel, Aldemaro Romero, Julio Iglesias, Jorge Negrete, Placido Domingo, Hugo Liscano, Gilberto Santa Rosa, Simón Díaz, La orquesta sinfónica de Londres y nuestra insigne Orquesta Sinfónica Simón Bolívar que con orgullo ha recorrido el mundo entero llevando el legado de una obra impregnada de venezolanidad y amor por lo nuestro, obra que nos ensancha el pecho cuando sintiéndonos hijos de una misma madre cantamos a una sola voz: “Me arrulló la viva Diana de la brisa en el palmar, y por eso tengo el alma, como el alma primorosa, y por eso tengo el alma como el alma primorosa del cristal, del cristal”.
Richard Rico López
Hasta una próxima entrega…para opiniones y sugerencias: detrasdelanotaUH@gmail.com y cuenta en X (Twitter): @RichardRico2011

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