𝗟𝘂𝗲𝗴𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗲𝗹𝗲𝗰𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝟮𝟴 𝗱𝗲 𝗝𝘂𝗹𝗶𝗼, donde resultó electo Nicolás Maduro Moros con el 51% de los votos, me acordé de la obra de Ali Primera, que sigue hoy más que nunca, resonando con fuerza en los corazones de millones. Su música, un canto a la esperanza y a la lucha por la justicia social, nos invita a reflexionar sobre la compleja gama de emociones humanas, desde la rabia ante la injusticia, hasta la ternura hacia los más necesitados.
𝗘𝗻 𝘀𝘂 𝗼𝗯𝗿𝗮, 𝗔𝗹𝗶 𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗮 supo plasmar la dualidad entre la ira y la ternura, dos sentimientos que cohabitan en el ser humano. Su música, un himno a la resistencia y a la solidaridad, nos recuerda la importancia de mantener viva la llama de la esperanza en tiempos difíciles.
𝗔 𝗽𝗲𝘀𝗮𝗿 𝗱𝗲𝗹 𝗽𝗮𝘀𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝘁𝗶𝗲𝗺𝗽𝗼, la obra de Alí sigue siendo sumamente relevante en el contexto actual. Sus canciones, que denunciaban las injusticias sociales y la desigualdad, nos invitan a reflexionar sobre los desafíos que enfrentamos como sociedad en el siglo XXI. En un mundo cada vez más polarizado, la música de Ali Primera nos recuerda la importancia de la empatía, la solidaridad y la lucha por un futuro más justo. Su legado nos inspira a seguir trabajando por un mundo donde la rabia se transforme en energía para el cambio y la ternura en un motor para la construcción de una sociedad más humana.
𝗬𝗼 𝗻𝗼 𝘀𝗼𝘆 𝗽𝗼𝗲𝘁𝗮 !𝘂𝗻 𝗰𝗮𝗿𝗮𝗷𝗼! ni quiero darmelas de sabelotodo, no escribo cuando los demás quieren, escribo cuando me sale del alma y hoy solo puedo expresar, mi más profunda tristeza por los últimos acontecimientos acaecidos en nuestra Patria. Yo tengo razones para celebrar el resultado electoral, es lo que creo con convicción y creo además, que ha sido lo mejor que la ha pasado al país, pero no puede de dejar de sentir empatía, por quienes creen que los han robado, por esa gente que salió el 28 de julio a votar por una opción que ellos creyeron, era la mejor; no escribiré aquí cosas que los haga sentir mal, porque los que somos humanos de verdad, no celebramos la victoria humillando al vencido, Por lo general, en la guerra, y esto lo tomo del general chino Sun Tzu, es preferible preservar un país que destruirlo, preservar un ejército que destruirlo, preservar un batallón que destruirlo, preservar una compañía que destruirla, preservar una brigada que destruirla. Por tanto, obtener cien victorias sobre cien combates no es lo mejor. Lo más deseable es someter al enemigo sin librar batalla con él.
𝗨𝗻𝗮 𝘃𝗲𝘇 𝗺𝗶 𝗽𝗮𝗽á, 𝘂𝗻 𝗵𝗼𝗺𝗯𝗿𝗲 𝗺𝘂𝘆 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗹𝗶𝗴𝗲𝗻𝘁𝗲, por lo menos ante mis ojos; Victor Morales, me dijo en medio de unas frías, que las tristezas había que convertirlas en victorias, entonces reflexionando eso, mi tristeza que es ver a jovencitos, que todavía cagan en el patio… expresando odio y rencor contra los que pensamos distinto, me hace asumir la tarea de empezar a contribuir a combatir la maldad, que se cierne sobre las RRSS en el mundo, pero en especial en Venezuela. A los padres, a los responsables de forjar carácter en los niños y en los jóvenes, debo advertirles que jamás el odio será un arma contra nada. Bolívar no liberó 6 naciones odiando a los Españoles, el ejército Rojo no salvó al mundo de la extinción, odiando a los alemanes, Nelson Mandela no acabó con el apartheid, con la segregación racial en Sudáfrica, odiando a su pueblo y a quienes lo impusieron; Chávez no ganó en 1998 odiando a los opositores, Maduro no le ganó a Urrutia por odiar a Maria Corina.
𝗬𝗼 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗲𝘁𝗼 𝗹𝗮 𝘃𝗲𝗿𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝗰𝗮𝗱𝗮 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗻, pero sobre todo, respeto profundamente mi verdad. Mi verdad cuando no es aceptada, no la impongo, me enojaré, me indignaré, me frustrare, sí… pero no te odio porque no aceptes mi verdad.
𝗬𝗼 𝘁𝗲𝗻𝗴𝗼 𝗮𝗺𝗶𝗴𝗼𝘀 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝘀𝗲𝗰𝘁𝗼𝗿 𝗼𝗽𝗼𝘀𝗶𝘁𝗼𝗿𝗲𝘀, en todas las oposiciones… incluyendo la que apoya a Édmundo González Urrutia y a MCM, he conversado con ellos en las últimas horas y me han expresado su «rechazo a la violencia», pero no lo hacen en ningún medio de comunicación, ni siquiera en «X», no llaman a su gente a defender lo que creen, pero sin violencia. No pido que sean Mahatma Gandhi, lo que pido es que, para construir una sociedad junta, la que merecemos todos, tenemos que trabajar juntos… para enseñarles a nuestros hijos, qué es rabia, y que es ternura.
𝗘𝗱𝗴𝗮𝗿 𝗔𝗹𝗲𝘅𝗮𝗻𝗱𝗲𝗿 𝗠𝗼𝗿𝗮𝗹𝗲𝘀
Entre la Cuarta y la Quinta !EXTRA!/ Entre la Rabia y la Ternura
