Los BRICS y el Sudeste de Asia

SADCIDI ZERPA DE HURTADO /

El interés de las naciones del Sudeste Asiático hacia la agrupación de países que inicialmente conformaron Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) se percibe como una recalibración estratégica para hacer frente a un mundo multipolar e incierto. La incorporación de Indonesia como miembro pleno en enero de 2025, junto con Malasia, Tailandia y Vietnam como países socios desde octubre de 2024, refleja un enfoque pragmático para diversificar asociaciones económicas y diplomáticas.

Entre las oportunidades que ofrece el ingreso a los BRICS está el incremento de las alternativas para el crecimiento económico, la diversificación comercial y el acceso a financiación para el desarrollo. En el caso de Indonesia, fortalece vínculos con economías como China e India y permite aprovechar el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. Mientras que Malasia ve en los BRICS una plataforma para impulsar sus sectores de energías renovables y tecnología, adaptándose a cambios globales y percibiendo el ascenso de China como una «esperanza» para equilibrar el poder mundial. Para Tailandia, atraer inversión extranjera directa y acceder a nuevos mercados. Y Vietnam, como país socio, encuentra una oportunidad para diversificar sus relaciones, equilibrando entre potencias y economías emergentes. Desde una perspectiva macroeconómica, este acceso a financiación y mercados alternativos reduce la dependencia de las estructuras financieras tradicionales y mitiga riesgos en un entorno global volátil.

En el ámbito geopolítico, la adhesión de los países del Sudeste Asiático a los BRICS trasciende la región, generando tensiones con los Estados Unidos y sus aliados regionales, quienes podrían interpretarla como un giro hacia China y Rusia. A pesar que los países miembros de la agrupación subrayan su compromiso con políticas extranjeras equilibradas, la intensificación del enfrentamiento entre los Estados Unidos y China complica esta posición.

Y en el ámbito geoeconómico, la incorporación a los BRICS puede complicar los compromisos comerciales de los países del Sudeste Asiático. En especial, porque dentro de los BRICS se exploran sistemas financieros y comerciales alternativos que divergen de marcos como los establecidos en la ASEAN, el RCEP y el CPTPP. La propuesta rusa de un sistema de pagos transfronterizo basado en blockchain, que usa monedas nacionales para reducir la dependencia del dólar, o el establecimiento del intercambio de granos en moneda local, son dos ejemplos de mecanismos paralelos que requieran ajustes en las políticas de ASEAN para mantener compatibilidad con los mercados globales. Desde el enfoque de la economía internacional, esto refleja una transición hacia un sistema monetario multipolar, desafiando la supremacía del dólar y alterando las dinámicas de balanza de pagos en la región.

Es evidente que el interés de las naciones del Sudeste Asiático hacia los BRICS responde a necesidades económicas y estratégicas en un mundo incierto, pero exige un equilibrio delicado para preservar la cohesión dentro de la ASEAN. Desde una perspectiva macroeconómica, el acceso a nuevos mercados y financiación es una ventaja clara, pero las tensiones geopolíticas y geoeconómicas que podría generar requieren de una diplomacia transparente y una coordinación interna sólida.

@zerpasad

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