Éxodo masivo en Sudán: Más de 100.000 personas han huido en medio de los combates

JARTUM.- La ONU ratificó este 2 de mayo que Sudán se encuentra al borde de una “catástrofe humanitaria”. Más de 100.000 personas han cruzado a países vecinos desde que inició el conflicto el pasado 15 de abril, pero la cifra de quienes buscan refugio fuera de sus fronteras puede aumentar a al menos 800.000 ante los continuos combates. En las últimas horas, el Ejército y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), que se disputan el poder, anunciaron un cese al fuego de siete días, aunque hasta ahora ninguna de las treguas ha sido cumplida a cabalidad.

Temerosos y exhaustos tras recorrer decenas de kilómetros en autobuses durante días, miles de familias sudanesas llegan a abarrotadas ciudades fronterizas huyendo de la violencia. Cerca de tres semanas después de que estallara el conflicto en Sudán, aumenta tanto el número de desplazados internos como de refugiados.

330.000 personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares y 100.000 de ellas han cruzado a países vecinos, pero la cifra de quienes huyen al extranjero puede ascender a al menos 800.000, estima la ONU.

Puerto Sudán, en la costa del Mar Rojo y en las fronteras del norte del país con Egipto, es una muestra del preocupante panorama que experimentan las zonas limítrofes, mientras el territorio sudanés se hunde en el caos.

“Buena parte de la capital se ha quedado vacía (…) Todos en nuestra calle huyeron de la guerra”, señala Abdalla al-Fatih, quien logró salir de Jartum, luego de que pasaran las dos últimas semanas atrapados en el vecindario de Kafouri, uno de los más afectados por los cruentos combates que estallaron el pasado 15 de abril.

Yusuf Abdel-Rahman, un estudiante universitario sudanés, cuenta que llegó a Egipto con su familia por el paso de Ashkit el lunes 1 de mayo, después de pasar la noche en la ciudad sureña de Asuán para luego tomar un tren a El Cairo.

“Hay una situación caótica (en Arqin)…Mujeres, niños y personas enfermas están varados en el desierto sin comida, sin agua”, describe.

El conflicto corre el riesgo de convertirse en un desastre mayor a medida que las empobrecidas naciones con las que el territorio sudanés comparte fronteras se enfrentan a una crisis de refugiados.

La fronteriza ciudad egipcia de Wasi Halfa también se ha convertido en una de las rutas terrestres utilizadas por distintos gobiernos para la evacuación de sus ciudadanos, ya que los combates también han tenido lugar en los alrededores del Aeropuerto Internacional de Jartum.

«La situación es muy difícil, hay mucha burocracia (para entrar en Egipto). Nuestro sufrimiento no tiene precedentes. Pero podemos soportar cualquier cosa: el sonido de los disparos, el calor del camión lleno de gente», señaló Aisha Ibrahim Dawood, que junto a sus familiares tardó cinco días de Jartum hasta la ciudad norteña de Wadi Halfa, a bordo de un auto alquilado.

Pero muchos ciudadanos sudaneses no pueden costear los viajes a territorios vecinos y quedan atrapados en sus viviendas en medio del fuego cruzado. La violencia dificulta la entrega de ayuda humanitaria en Sudán, donde dos tercios de su población ya dependían de asistencia externa para sobrevivir, destaca la Organización de Naciones Unidas.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU indicó el 1 de mayo que reanuda el trabajo solo en las partes más seguras del país, labores que había suspendido después de que cinco trabajadores humanitarios fallecieran en el marco de las hostilidades.

 “Será una crisis regional”

Solo hacia Egipto han cruzado más de 40.000 personas en las últimas dos semanas, pero lo logran después de días de espera en medio del calor abrasador y luego de pagar cientos de dólares para hacer el viaje de 1.000 kilómetros hacia el norte, desde Jartum.

«El riesgo es que esto no sea solo una crisis en Sudán, será una crisis regional», advirtió Michael Dunford, director del PMA para África Oriental.

Otras familias huyen hacia países como Chad y Sudán del Sur y eventualmente más individuos podrían intentar escapar, incluidos refugiados que viven temporalmente en Sudán, advierte Naciones Unidas.

«A menos que detengamos los combates, a menos que nos detengamos ahora, el impacto a escala humanitaria será masivo», agregó Dunford.

El Ejército y las FAR anuncian una tregua de siete días

El general Abdel Fattah al-Burhan, que dirige el Ejército sudanés, y el general Mohamed Hamdan Dagalo señalaron en las últimas horas que acordaron una tregua de siete días que entraría en vigor a partir del próximo jueves 4 de mayo.

Así lo señaló un comunicado emitido por la Cancillería de la vecina Sudán del Sur, uno de los países que se ha ofrecido a mediar en el conflicto y a servir de sede en eventuales conversaciones de paz entre las partes enfrentadas.

Sin embargo, no están claros los alcances de este anuncio, ya que ninguna de las treguas pautadas hasta el momento entre los dos bandos ha sido cumplida a cabalidad.

De hecho, este martes los disparos y las explosiones resonaron en la capital y otras localidades pese al acuerdo previo de alto el fuego de 72 horas.

Desde la mañana de este 2 de mayo, nubes de humo negro producto de los ataques aéreos se observaron en Jartum, en la confluencia de los ríos Nilo Blanco y Nilo Azul, y en la ciudad aledaña de Bahri; mientras los enfrentamientos estallaron en Omdurman, en el occidente.

Las dos partes se acusan mutuamente de violar las treguas. Este martes, las FAR acusaron a la institución castrense de llevar a cabo ataques aéreos en zonas residenciales de Jartum y el Ejército acusó a las fuerzas rivales de utilizar a civiles como “escudos humanos”.

Pese a las promesas, el país solo ha experimentado algunas pausas intermitentes en los ataques, durante las que delegaciones militares y diplomáticas de distintos países de Europa, Asia, África y Medio Oriente han acelerado sus operaciones para evacuar a ciudadanos extranjeros.

En un intento por lograr una salida negociada al conflicto, el presidente egipcio, Abdel-Fattah al-Sisi, aseguró que su Gobierno brindaría apoyo para el diálogo entre las facciones militares rivales, pero también declaró que se mantiene cauteloso para “no interferir en sus asuntos internos».

Tras meses de tensiones acumuladas, la violencia estalló el pasado 15 de abril entre el Ejército del país y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), dos bandos que hasta hace poco codirigían la nación, pero ahora se disputan abiertamente el poder.

Reuters/ AP/

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