Gorbachov, el último líder de la Unión Soviética, es despedido por miles en Moscú

MOSCÚ.- Héroe para unos y culpable del colapso soviético para otros. Mijaíl Gorbachov, quien fuera el último dirigente de la desaparecida Unión Soviética, recibió una ceremonia fúnebre este sábado 3 de septiembre, tras su fallecimiento el pasado martes a los 91 años.
Miles de personas se congregaron e hicieron fila para despedirlo en la histórica Sala de las Columnas de la Casa de los Sindicatos, en Moscú, luego de que el Kremlin permitiera una ceremonia pública.
“Quiero agradecerle por mi infancia de libertad, que no tenemos hoy (…) Soy un hijo de la perestroika”, afirmó Ilya, un trabajador de servicios financieros que se negó a dar su apellido, usando la palabra rusa para las iniciativas de reforma o reconstrucción de Gorbachov.

Los portadores del féretro levantaron el ataúd de madera de Gorbachov, cubierto con una bandera rusa tricolor, y lo trasladaron al centro de la sala, donde se escuchaba de fondo una suave grabación de música melancólica de la película «La lista de Schindler».
Con ramos de claveles y rosas, los dolientes hablaron de «rendir homenaje» al legado de Gorbachov y al «regalo de la libertad» que le dio al país.
Pese  a la ira que muchos rusos han sentido hacia él por acelerar el fin del Estado federal de repúblicas socialistas, sigue siendo respaldado por muchos rusos liberales.
“Estoy aquí para rendir homenaje a un gran hombre (…) Asumió una carga que ninguno de nosotros podía tener y debería ser recordado por eso, a pesar de lo que digan todos”, dijo la moscovita Galina Ivanchenko.
Posteriormente, el ataúd del exdirigente político fue trasladado al cementerio Novodevichy, en la capital del país, donde también se encuentran los restos de su esposa Raísa Maksímovna, fallecida en 1999.
El último líder soviético es despedido en una ceremonia con pocos honores de Estado
La ceremonia fúnebre se desarrolló en el mismo lugar donde se ha dado el último adiós a otros fallecidos líderes soviéticos. Sin embargo, estas exequias no tienen el carácter de funeral de Estado.
Si bien un portavoz de la Presidencia señaló que la ceremonia fue organizada para tener algunos elementos soberanos, del evento se ha ausentado el presidente Vladimir Putin, debido a su «horario de trabajo».
No obstante, el pasado jueves 1 de septiembre, el mandatario ruso depositó flores en privado en el féretro de Gorbachov, en un hospital de la capital, donde falleció.
Cuestionado sobre los asuntos específicos que mantienen a Putin ocupado para no asistir a las honras fúnebres, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, respondió que el presidente sostiene una serie de reuniones de trabajo, una llamada telefónica internacional y que necesita prepararse para un foro de negocios en el Lejano Oriente de Rusia al que tiene previsto asistir la próxima semana.

Los numerosos jefes de Estado y de Gobierno occidentales que normalmente habrían asistido tampoco participaron, alejados por el abismo en las relaciones entre Moscú y Occidente abierto tras la decisión de Putin de lanzar el pasado febrero la invasión a Ucrania, escenario que ha vuelto a llevar a Europa a una guerra desde el conflicto de los Balcanes en la década de los 90.
Sin embargo, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, un nacionalista conservador y uno de los pocos líderes europeos que tiene buenas relaciones con el mandatario ruso confirmó su asistencia, a través de su portavoz Zoltan Kovacs.
Varios funcionarios rusos y figuras culturales, incluido el legislador Konstantin Kosachyov y la cantante Alla Pugachyova, también presentaron sus respetos a la familia del líder político fallecido.
Pero el funeral de Gorbachov contrastó fuertemente con el día nacional de duelo y el funeral de Estado, en la catedral principal de Moscú, que se concedió en 2007 al expresidente ruso Boris Yeltsin, quien jugó un papel decisivo en la marginación de Gorbachov cuando la Unión Soviética se desmoronaba. Fue el hombre que luego eligió personalmente a Putin como su sucesor.
Gorvachov, el antagonista de Putin
No es de extrañar que Putin, un antiguo oficial de inteligencia del Comité para la Seguridad del Estado (KGB), que calificó el colapso de la Unión Soviética como una «catástrofe geopolítica», negara a Gorbachov todos los honores estatales y optara por no asistir al funeral.
Cuando ocupó por primera vez la Presidencia, en 2000, Putin no perdió tiempo en hacer retroceder la pluralidad política que se había desarrollado a partir de la política de «glasnost» o apertura de Gorbachov, y lentamente comenzó a reconstruir la influencia de Moscú sobre muchas de sus repúblicas perdidas.
Pavel Palazhchenko, quien fue durante años el intérprete y asistente de Gorbachov aseguró en una entrevista con Reuters esta semana que las acciones de Moscú contra Kiev habían dejado al exlíder «conmocionado y desconcertado» en los últimos meses de su vida.
«No es solo la operación que comenzó el 24 de febrero, sino toda la evolución de las relaciones entre Rusia y Ucrania en los últimos años lo que realmente fue un gran golpe para él. Realmente lo aplastó, emocional y psicológicamente», sostuvo Palazhchenko.

El presidente ruso Vladimir Putin (R) escucha al ex presidente de la Unión Soviética Mijail Gorbachov durante una conferencia de prensa tras las conversaciones bilaterales con el canciller alemán Gerhard Schroeder en el Palacio de Schloss Gottorf en la ciudad de Schleswig, al norte de Alemania, el 21 de diciembre de 2004.
El presidente ruso Vladimir Putin (R) escucha al ex presidente de la Unión Soviética Mijail Gorbachov durante una conferencia de prensa tras las conversaciones bilaterales con el canciller alemán Gerhard Schroeder en el Palacio de Schloss Gottorf en la ciudad de Schleswig, al norte de Alemania, el 21 de diciembre de 2004. REUTERS – Christian Charisius

Gorbachov se convirtió en un héroe para muchos en Occidente por permitir que Europa del Este se deshiciera de más de cuatro décadas de control comunista soviético, permitiendo que Alemania Oriental y Occidental se reunificaran y forjando tratados de control de armas con Estados Unidos.
No obstante, cuando las 15 repúblicas soviéticas se apoderaron de las mismas libertades para exigir su independencia, Gorbachov no pudo evitar el colapso de la Unión en 1991, seis años después de haberse convertido en su líder.
Por eso, y el caos económico que desató su programa de liberalización «perestroika», muchos rusos no pudieron perdonarlo.
La negativa del Kremlin a declarar un funeral de Estado refleja su inquietud por el legado de Gorbachov, quien sigue siendo exaltado alrededor del mundo por derribar la ‘Cortina de Hierro’, pero también ha sido rechazado por muchos en su propio país debido al colapso soviético y el consiguiente escalabro financiero que hundió a millones de personas en la pobreza.
Reuters/ AP/ EFE/

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