Verdades dolorosas

A quienes han sostenido una idea, han seguido un proyecto, han confiado en un líder, han militado en una organización, y todo ello durante años, se les hace muy difícil aceptar que se equivocaron, que su proyecto fracasó, que su líder terminó siendo un fraude, que su organización se pervirtió y que el tiempo y el esfuerzo no rindieron los frutos debidos. Esas verdades dolorosas pueden hacer que terminen justificando lo injustificable o abandonando sus luchas o tomando lo sucedido como una experiencia, intelectualmente muy rica, para seguir adelante con los objetivos iniciales. He aquí algunas de esas verdades en la Venezuela política de hoy.
• El fracaso de lo que se llamó el “socialismo del siglo XXI” es hoy más que evidente para cualquiera que tenga la más mínima objetividad. El resultado de estos 24 años está a la vista de los venezolanos. Prometieron la mayor suma de felicidad, pero nos sepultaron en el pantano de la miseria, la destrucción y la pudrición. Si fue producto de la acción del imperio, como algunos dicen, pues entonces no pudieron con éste, fueron derrotados y con ellos Venezuela. Muy lejos de haber sido como Bolívar, quien derrotó al imperio español.
• La defensa que se haga de estas casi dos décadas y media de gobiernos pseudorrevolucionarios sólo puede ser por: 1) Fanatismo extremo. 2) Disfrute en alguna forma de las “mieles” del poder. 3) El síndrome de Estocolmo.
• Decir que la responsabilidad de la crisis actual es más de Chávez que de Maduro o viceversa es buscar diferencias donde no las hay. Maduro gobernó con Chávez y cada vez con mayor poder, por lo que es responsable de lo malo y lo poco bueno que haya hecho el “Comandante eterno”. Chávez fue quien designó a Maduro como su sucesor, por lo que tiene responsabilidad (aunque esté muerto) en la gestión de Maduro, aparte de que su “legado” lo recibió completico el actual Presidente. Por otra parte, Maduro es quien actúa hoy, por casi 12 años, y es quien toma las decisiones. Ahora, culpar a Chávez no es defender a Maduro, ni culpar a Maduro es dejar sin responsabilidades a Chávez. Simple y sencillo; no debería haber mucha discusión.
• Es más que claro, que el deterioro económico y social venezolano se inició con Chávez mandando, pese a haberse recibido 1,3 millones de millones de dólares, con precios petroleros por encima de los 100 dólares el barril, con un entorno iberoamericano favorable y sin la existencia de sanciones económicas contra el país. Quienes lo quieran ignorar, pues que lo hagan, pero se estarán alejando enormemente de la verdad.
• También es claro, que el gobierno de Maduro es el peor que haya tenido Venezuela en por lo menos los últimos 100 años y esto incluye a los gobiernos de Chávez. Así como Chávez elevó a límites inimaginados las lacras de la democracia representativa venezolana del siglo pasado, Maduro ha llevado a mucho mayores grados las lacras del gobierno de Chávez.
• Tres liderazgos se desarrollaron a finales del siglo pasado en respuesta a la crisis de los partidos y de la democracia representativa nacida en 1959: el de Salas Römer, el de Irene Sáez y el de Hugo Chávez. Estos mantuvieron viva la esperanza de cambio en la población venezolana, situación que por ahora es inexistente en el escenario político actual. No ha aparecido en forma clara el liderazgo que despierte el entusiasmo de los votantes, para derrotar al PSUV en 2024. No existe tampoco un sentimiento unitario fuerte entre quienes quieren derrotar al régimen. Los intereses grupales e individuales, en algunos casos bastardos, siguen imponiéndose y garantizando la permanencia de los actuales gobernantes. El gobierno está consciente de ello y lo estimula.
• El gobierno sólo puede ganar las elecciones si la abstención continúa produciéndose. Todo lo que se haga contra la participación electoral del pueblo favorece al continuismo pesuveco. Las declaraciones opositoras contra el CNE, incluyendo las críticas a sus propios representantes; las exigencias del técnicamente imposible voto masivo en el extranjero, la inatención a la inscripción de nuevos votantes en el país, las presiones para cambiar la composición actual del CNE, la propaganda extremista contra quienes enfrentaron las locuras del interinato y de la abstención, son todas expresiones favorables a la reelección de Maduro y descubren las intenciones de quienes quieren prolongar la crisis actual. Es así, aunque a algunos les desagrade e incluso se molesten.

LUIS FUENMAYOR TORO

Entradas relacionadas