Puno: Epicentro de las protestas en Perú continúa con bloqueos de carreteras que no parecen mermar

LIMA.- Este lunes 20 de febrero las autoridades peruanas reportaron que los cortes de carreteras debido a las movilizaciones se concentraron únicamente en Puno. Se trata de la primera vez en que los bloqueos se concentran en solo una región desde que comenzaron las movilizaciones en diciembre de 2022. Los habitantes de la zona sureña han denunciado que esta ha sido constantemente marginada por las autoridades del país.

El descontento peruano ahora se concentra en una sola región. En Puno, en el sur del país latinoamericano, la ira por la destitución del expresidente Pedro Castillo sigue siendo palpable. 

Las autoridades peruanas informaron este lunes 20 de enero que por primera vez desde que comenzaron las protestas, los cortes de carreteras se reportaron únicamente en dicha región. Nueve vías vieron su tránsito interrumpido en 35 puntos diferentes. 

Los bloqueos han derivado en una serie de repercusiones. Según la Cámara de Comercio y Producción de Puno, las operaciones turísticas están totalmente cerradas debido a la falta de conectividad terrestre ocasionada por los bloqueos.

Tal como reporta el diario local ‘El Comercio’, la región ha sufrido la cancelación del 75% de reservas de viajes. 

También según el medio, Puno ha visto afectados sus negocios. “Los comerciantes puneños están volviendo a trabajar, pero cuando observan a numerosos grupos de manifestantes, cierran sus puestos”, asegura el diario.

Un “sistema paralelo”

Mientras gran parte del país ha comenzado a retornar a la calma, la situación en Puno parece contrastar con el resto de Perú. 

Los bloqueos se han vuelto cotidianos. Según señaló Martín Ojeda, gerente del Gremio de Transporte Interprovincial para ‘El Comercio’, “es como si existiera un sistema paralelo de poder donde los manifestantes deciden qué hacer con las carreteras: nadie los frena”. 

Y añadió: “El transporte está totalmente abandonado, es imposible circular”.

Puno, epicentro de las protestas

A más de 1.200 kilómetros de Lima, Puno se convirtió en el epicentro de las protestas que comenzaron después del intento fallido de autogolpe de Estado de Pedro Castillo en diciembre del año pasado.

El expresidente intentó disolver el Congreso, poco después fue detenido por “rebelión” y depuesto de su cargo. Uno que comenzó a ocupar su vicepresidenta, Dina Boluarte. 

La decisión generó un fuerte descontento, sobre todo en el sur del país. Una zona históricamente marginada y que había sido la base electoral de Castillo. Su figura, la de un maestro rural, había sido vista como una esperanza para muchos de sus pobladores. Veían al expresidente como una representación política que se les había negado durante muchas ocasiones.

La destitución de Castillo se sumó a una serie de inconformidades acumuladas por años en dicha región. Y fue en Puno donde estas se hicieron escuchar por primera vez. 

También allí se sintió con fuerza la represión policial. Solo en un día, el 9 de enero, en Juliaca, en el departamento de Puno, 17 personas fueron asesinadas.

Desde ese punto, en la sierra peruana, se extendieron por todo el país. Aunque en otras regiones el descontento ha mermado, buena parte de los habitantes de Puno siguen pidiendo manifestándose a diario. 

La discriminación y la pobreza, dos factores de descontento

Uno de los factores que explica que el descontento persista en Puno, es la discriminación a la que se ha visto enfrentada la región.

Tal como señala Amnistía Internacional, “su población, mayoritariamente indígena (como las de otras regiones como Apurímac y Ayacucho) ha sido objeto históricamente de discriminación y de desigualdad en su acceso a la participación política”. 

La organización también señala que la población de estas zonas ha “permanecido en continua lucha por acceder a los derechos básicos de salud, vivienda y educación”. 

Además, muchas voces desde el sur del país han reclamado el olvido por parte de la capital, Lima, en la costa peruana.

Puno hace parte de las regiones que se encuentran en los Andes peruanos. Una zona que vive en gran medida de la agricultura y su enorme riqueza mineral. 

Pero muchos colectivos de la región denuncian que los recursos del país suelen reservarse para las grandes ciudades, dejando de lado a la ruralidad del país.

Según ‘RPP’, “solo en Puno, los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) señalan que cuatro de cada 10 personas sufren de pobreza monetaria, con ingresos inferiores al costo de una canasta básica”.

EFE/

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