Putin anuncia despliegue de misiles hipersónicos y armamento nuclear

MOSCÚ.- Casi un año después de ordenar la guerra contra Ucrania, Vladimir Putin se dispone a romper la arquitectura del control de armas nucleares.

El presidente ruso aprovechó su discurso por el llamado Día del Defensor de la Patria, este 23 de febrero, para anunciar una serie de medidas que buscan impulsar sus fuerzas nucleares, las más potentes del mundo.

Entre sus disposiciones está el despliegue para este año de nuevos misiles intercontinentales superpesados tipo Sarmat, conocidos como «Satán II».

El proyectil de 35 metros tiene un alcance de 18.000 km y puede transportar al menos 10 vehículos de reentrada con objetivos múltiples, cada uno con una ojiva nuclear, con la capacidad de apuntar a un blanco distinto. También está diseñado para entregar vehículos de deslizamiento hipersónicos Avangard.

Asimismo, el líder del Kremlin aseguró que continuará la producción en masa de misiles hipersónicos Kinzhal, basados en el aire, y que iniciará el suministro masivo de proyectiles Zircon, un tipo de arma asentada en el mar con la que Moscú pretende equipar a sus submarinos.

En conjunto, unas acciones con las que el Kremlin apunta a renovar sus fuerzas estratégicas por tierra mar y aire, con la mirada puesta en Occidente.

«Como antes, prestaremos mayor atención al fortalecimiento de la tríada nuclear (…) Un Ejército y una Armada modernos y eficientes son una garantía de la seguridad y la soberanía del país, una garantía de su desarrollo estable y de su futuro», sostuvo el mandatario ruso.

Biden y Putin miden fuerzas por la guerra en Ucrania

De cumplirse, los anuncios del Kremlin son un aumento de su capacidad bélica a toda regla.

Las nuevas amenazas del hombre que más tiempo ha gobernado Rusia llegan justo un día después de que el Parlamento de su país ratificara que suspende el tratado New START, un pacto con Estados Unidos que limita la capacidad atómica de las dos partes a 1.550 ojivas nucleares y un máximo de 700 misiles y bombarderos de largo alcance. Ambos países poseen el 90% de las armas nucleares del mundo.

Una movida que Putin justificó por las supuestas amenazas de Occidente a la soberanía y seguridad del territorio ruso, como lo remarcó en su discurso del Estado de la Nación el pasado martes 21 de febrero.

Pero con la suspensión del tratado, Moscú logra desvincularse formalmente de los controles mutuos que estipula el acuerdo, aumenta su margen de maniobra e incrementa el riesgo de una eventual escalada nuclear.

Los expertos ya advertían que sería un duro golpe si Putin detuviese los informes de rutina y el intercambio de datos sobre movimientos de armas nucleares y otros desarrollos relacionados.

La nueva apuesta del líder ruso también busca presionar al mandatario estadounidense Joe Biden a retroceder en su apoyo a Ucrania, de manera que Rusia pueda dictar los términos bajo los cuales terminaría el conflicto.

Pero Washington no está dispuesto a ceder. El jueves 22 de febrero, Biden prometió “defender cada pulgada” de los territorios  de la OTAN, palabras que pronunció reunido con nueve líderes de la alianza político- militar.

Todo en medio de su visita a Varsovia y Kiev y en un continuo espaldarazo a la nación invadida a la que esta semana prometió ayuda adicional por 500 millones de dólares para defenderse de la agresión rusa.

Asimismo, las disposiciones de los aliados occidentales de entregar a las fuerzas ucranianas tanques de combate Leopard 2, de fabricación alemana, y Abrams, de EE. UU. elevan la furia del Kremlin.

Biden estrecha cada vez más su alianza en Europa del Este, región de la que Putin exigió que Washington retrocediera.

Justamente el repliegue de las tropas de la OTAN de las naciones de Europa central y oriental fue uno de los principales reclamos del Kremlin y con los que justificó la invasión de su exaliado en la antigua Unión Soviética.

Mientras Biden dejó claro en un significativo discurso esta semana que “Ucrania nunca será una victoria para Rusia”, Putin enfocó los planes de sus tropas a la región del Donbass y no en todo el territorio ucraniano, a diferencia de sus intervenciones al inicio de la guerra cuando pretendió tomar el control de Kiev.

Un cambio de enfoque que constataría el momento de debilidad por el que atravesaría Moscú en su “operación militar” y en medio del cual advierte con su poderío nuclear.

Reuters/ AP/

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