BUDAPETS.- Es su primer viaje luego de ser internado por problemas respiratorios el pasado mes de marzo. El papa Francisco volvió al peregrinaje, en esta ocasión durante tres días en Hungría.
A su llegada a la nación europea, Francisco no descendió por la escalerilla adjunta a la aeronave, un elevador lo llevó a tierra, donde prefirió usar bastón en vez de la silla de ruedas en la que se le observa habitualmente. Lo esperaba un nutrido grupo de niños, jóvenes y líderes religiosos para darle la bienvenida.
Acto seguido se dirigió al Palacio de Sándor, donde se encuentran las oficinas y la residencia oficial de la presidenta de la república. Allí lo esperaban la jefa de Estado, Katalin Novak, y el primer ministro, Viktor Orban.
Al hacer uso de la palabra frente a los líderes del país, el Obispo de Roma hizo referencia a la paz. “Parece que asistimos al triste ocaso de ese sueño de paz”, dijo el pontífice, refiriéndose a un mundo que parece dejar en el pasado la “búsqueda apasionada de una política de comunidad y el fortalecimiento de las relaciones multilaterales”.
“Se delimitan zonas de influencia, se acentúan las diferencias, crece el nacionalismo y se endurecen los juicios y el lenguaje (…) A nivel internacional, incluso parece que la política funciona más para suscitar emociones que para resolver problemas, ya que la madurez alcanzada tras los horrores de la guerra da paso a una regresión hacia una especie de beligerancia adolescente”, enfatizó el Santo Padre.
En este sentido, el papa dirigió su discurso hacia el conflicto actual que afecta el este del continente europeo: la invasión rusa a Ucrania. “Me pregunto, pensando sobre todo en la Ucrania devastada por la guerra, ¿dónde están los esfuerzos creativos por la paz?”.
La cuestión migratoria en la gira de Francisco
Antes, el religioso hizo un llamado de atención a las naciones del bloque. “Es vital, entonces, recuperar el espíritu europeo: la ilusión y la visión de sus fundadores, que fueron estadistas capaces de mirar más allá de su tiempo, más allá de las fronteras nacionales y de las necesidades inmediatas, y de generar formas de diplomacia capaces de perseguir la unidad, no agravar las divisiones”, puntualizó.
Francisco también tuvo palabras contra el nacionalismo, en un señalamiento a la corriente política de Viktor Orban. Consideró que piensa en una Europa que no “caiga en presa de los populismos autorreferenciales, ni que recurra a un supranacionalismo fluido”, más bien “insípido que pierda de vista la vida de sus pueblos”.
El jefe del Estado Vaticano sostuvo reuniones con la presidenta Novak y el premier Orban. En la reunión con el jefe de Gobierno, medios de prensa destacaron las palabras del primer ministro antes de comenzar las pláticas.
“Nosotros luchamos por mantener la vía cristiana», dijo Viktor Orban, «y esta es una lucha muy difícil en esta Europa actual y en esta guerra que grita por la paz”.
Esta fue también la misma línea de discurso de la presidenta Katalin Novak. «Los húngaros, así como millones de personas de todo el mundo, ven en usted a un hombre de paz. De quien esperamos que hable a Kiev y Moscú, a Washington, Bruselas, Budapest y a todos aquellos sin los cuales no puede haber paz”, resaltó la mandataria.
La migración sobre la mesa
Europa es un destino frecuente para aquellos que huyen de la pobreza, conflictos armados y otras situaciones que los hacen migrar de manera irregular. En este sentido, el papa Francisco y el jefe del Ejecutivo húngaro conservan puntos de vista diferentes.
El Gobierno de Orban levantó una valla de acero en la zona fronteriza con Serbia con el objetivo de que Hungría no se convierta en una “nación de migrantes”, un término que utiliza para referirse a otros países europeos.
En este marco, el líder de la iglesia católica citó a San Esteban, fundador de la Hungría cristiana.
“Quienes se profesan cristianos (…) estamos llamados a testimoniar y a unirnos a todos para cultivar un humanismo inspirado en el Evangelio y transitar por dos caminos fundamentales: reconocernos hijos amados de padre y amándonos unos a otros como hermanos y hermanas. En este sentido, san Esteban legó a su hijo extraordinarias palabras de fraternidad cuando le dijo que aquellos que llegan con diferentes idiomas y costumbres adornan el país”, sentenció el papa.
“Todavía estoy vivo”
Uno de los temas que concentra la atención de los fieles de la Iglesia es la salud de Francisco.
Camino a Hungría, en el habitual encuentro que sostiene con la prensa en el avión, el religioso se divirtió con el tema. “Las malas yerbas obstinadas nunca mueren”. “Estoy vivo”, bromeó. “Voy bien, pero lentamente”, señaló en otro momento.
Después del encuentro con las autoridades, el papa se reunió con obispos, sacerdotes, diáconos, entre otros actores de la vida pastoral.
Se espera que el sábado, Francisco se reúna con refugiados y personas de bajo ingreso económico. Los jóvenes también tendrán un espacio con el pontífice.
El domingo realizará una misa y antes de regresar al Vaticano se encontrará con miembros del sector cultural y universitario.
EFE/ Reuters/