SANTIAGO.- Este 11 de septiembre se cumplirá medio siglo desde el derrocamiento del presidente Salvador Allende por parte de un golpe militar liderado por Augusto Pinochet. Este marcó el comienzo de 17 años de un régimen dictatorial que dejó más 40.000 víctimas directas, entre encarcelados, desaparecidos, torturados y asesinados.
Los actos conmemorativos empezaron desde este domingo 10 de septiembre con manifestaciones en Santiago de Chile. El presidente chileno, Gabriel Boric, participó de marchas, organizadas por asociaciones de víctimas, y también lo hicieron miembros de su Gobierno como la portavoz, Camila Vallejo, y dirigentes del Partido Comunista de Chile.
Fueron varios los puntos de las manifestaciones pero el momento más simbólico se produjo frente a Morandé 80, la mítica puerta del Palacio de la Moneda por la que salió hace medio siglo el cuerpo del presidente Allende, quien se suicidó durante el ataque de las fuerzas golpistas, y por la que nunca había pasado la marcha desde que iniciaron las protestas en democracia.

Otro de los puntos de la conmemoración fue en el interior del cementerio donde se realiza la tradicional ofrenda de flores frente al muro de los detenidos desaparecidos. Allí se colocó un cartel con los rostros de algunos de ellos, y se decoró su base con claveles rojos y velas en una ceremonia íntima en la que se escucharon frases como «Allende, presente» o «desaparecidos presentes».
Una de las participantes de la conmemoración y quien perdió a su padre durante la dictadura de Pinochet explicó la importancia de estas manifestaciones a la agencia de noticias EFE: «A mi papá lo mataron, lo hicieron desaparecer. Yo no quiero que esto ocurra más, no quiero que mi hijo tenga algún día que pasar por el infierno que nosotros pasamos».
La búsqueda de justicia y verdad para las víctimas de la dictadura continúa y es un tema sensible en un país donde ciertos sectores de la población justifican la represión ocurrida bajo el régimen de Pinochet. Aún en el actualidad, 33 años después del fin de la dictadura, el derecho a la protesta y los movimientos de izquierda son estigmatizados en el país austral.
En 2019, las protestas generalizadas contra la desigualdad en Chile dejaron más de 30 muertos. Grupos de derechos humanos han cuestionado la respuesta policial durante esas protestas, ocurridas durante el Gobierno del derechista Sebastián Piñera, que dejaron a cientos de manifestantes cegados por balas de goma y decenas de miles de personas detenidas.
Boric y la oposición rechazan actos de violencia durante la conmemoración
A pesar de que el Gobierno había convocado a la manifestación de forma pacífica, algunos manifestantes arrojaron piedras contra el Palacio de la Moneda, sede de Gobierno, rompieron las barreras de seguridad y dañaron el acceso a un centro cultural ubicado en el edificio.
También se produjeron enfrentamientos con la policía en otras partes de la ciudad durante la marcha, y algunos manifestantes lanzaron cócteles molotov y levantaron barricadas.
En el interior de un cementerio que alberga un monumento a las víctimas del régimen de Pinochet, algunos mausoleos resultaron dañados, incluido el de un senador de derecha.
Según el Gobierno, tres policías resultaron heridos y tres personas fueron arrestadas. El presidente Boric «condenó categóricamente estos hechos» y rechazó «la irracionalidad de atacar aquello por lo que lucharon Allende y tantos otros demócratas”.
Por su parte, la coalición de derecha Chile Vamos, un conglomerado que reúne a los partidos de la derecha tradicional, también rechazó en una declaración los actos vandálicos, que catalogó de «lamentables hechos de violencia».
Para el lunes, el Gobierno Boric ha planeado un acto en el que pretende que diversas fuerzas políticas firmen el llamado ‘Compromiso de Santiago’, un documento de cuatro puntos en el que se comprometen a proteger la democracia. Sin embargo, la derecha, con Chile Vamos al frente, se ha desmarcado del evento y ha anunciado que realizará una conmemoración por su cuenta.
La conmemoración por los 50 años del golpe militar tiene lugar en medio de un aumento de la polarización en el país austral. En los últimos años ha incrementado el número de personas que consideran que hubo motivos para el golpe contra Allende, de acuerdo a una reciente encuesta de CERC-Mori.
La marcha en conmemoración al golpe de Estado contra Salvador Allende se realiza cada año y es organizada por los familiares de víctimas de la dictadura de Pinochet. Su carácter es pacífico pero suele tornarse violenta por pequeños grupos de personas. Boric aseguró que quienes propiciaron los disturbios «buscaron disolver la manifestación atacando a otros manifestantes y violando brutalmente tumbas en el cementerio general».
Presencia internacional para conmemorar los 50 años del golpe de Estado
Uno de los países latinoamericanos que dio refugio político a quienes huían de la dictadura de Pinochet fue México, a donde llegaron 3.000 chilenos durante los 17 años de terror.
Consciente de ello, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, estuvo en Chile y se reunió con su homólogo chileno. Ambos mandatarios pidieron el fortalecimiento de la democracia en América Latina durante un discurso conjunto el domingo.
López Obrador recordó cómo lo impactó el golpe de Pinochet cuando era estudiante universitario. Elogió a Allende y calificó su muerte durante el golpe de «crimen horrendo». «Nos une la historia, la hermandad y el deseo de seguir construyendo una auténtica democracia», afirmó López Obrador.
Por su parte, Boric exaltó la presencia del presidente mexicano al afirmar que su visita «es un ejemplo concreto de esta historia que nos une y de su compromiso con el fortalecimiento de la democracia en América Latina».
Otra figura relevante y simbólica que participó de los primeros actos conmemorativos fue el juez español Baltasar Garzón, quien el 16 de octubre de 1998, apoyado en el principio de Jurisdicción Universal, logró el arresto domiciliario del general Augusto Pinochet; lo que marcó un hito en el tratamiento penal de autores de crímenes contra la humanidad.
Para los actos programados para el lunes, se espera la presencia de varios líderes regionales. Asistirán los mandatarios de Colombia, Gustavo Petro; Bolivia, Luis Arce; y Uruguay, Luis Lacalle Pou, así como el primer ministro de Portugal, António Costa. Sin embargo, aunque se esperaba que el presidente argentino, Alberto Fernández, acudiera, la Cancillería chilena informó que no podrá hacerlo por un retraso en su agenda tras asistir a la cumbre del G20 este fin de semana en India.
También se ha confirmado que acudirá el asesor presidencial especial de Estados Unidos para las Américas, Christopher Dodd, informó el Departamento de Estado del país norteamericano. Su presencia ha sido promovida por parte de EE. UU. como una muestra de la valoración que da Washington a la relación con Chile y a su «defensa de la democracia».
A 50 años del golpe militar, el rol que jugó Estados Unidos en ese momento histórico sigue siendo cuestionado por las víctimas de la dictadura. Si bien Washington siempre ha negado una vinculación directa con los autores del Golpe de estado en 1973, documentos de Estado desclasificados en las últimas décadas han dado muestra de que el Gobierno de Richard Nixon saboteó al de Salvador Allende y apoyó a la dictadura de Pinochet en sus primeros años.
Reuters/ EFE/