Pacientes renales exigen dotación de nefrologos y máquinas de hemodiálisis para la unidad de Seneca

Yaxmin González Jiménez

ACARIGUA.– La falta de médicos residentes y de nefrólogos se suma al largo rosario de calamidades existentes en la Unidad de Diálisis Acarigua, afectando a 80 pacientes renales que reciben tratamiento a través del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss).

Asegurando que «nosotros también somos hijos de Dios y somos pacientes renales», el grupo de enfermos hizo un llamado enérgico al presidente Nicolás Maduro, a la ministra para la Salud, Gladys Gutiérrez y a la directora de Nefrología, Diálisis y Trasplante del IVSS, Katherine Lugo, para que resuelvan los problemas que confronta la unidad desde hace varios años.

Al respecto, José Alexis Nárvaez, presidente de la Asociación de Pacientes Renales del estado Portuguesa, explicó que ante la imperiosa necesidad de contar con el servicio médico durante los tratamientos, la administración de la unidad -conocida anteriormente como Seneca- solicitó la asignación del personal pero hasta la presente fecha no han recibido respuesta alguna.

«Pedimos al gobernador Primitivo Cedeño que sirva de nuestro enlace ante el gobierno nacional sobre la situación que estamos pasando, han ocurrido ciertas emergencias en la unidad y no hemos contado con los médicos», indicó al tiempo que abogó por la dotación de máquinas de hemodiálisis ya que las existentes cumplieron con la vida útil y se dañan con bastante frecuencia, representando un riesgo para la salud de los pacientes.

Comentó que las unidades de Guanare y la del Hospital Jesús María Casal Ramos fueron dotadas de equipos nuevos, mientras Seneca sigue siendo dejada de lado por el Seguro Social a pesar de las reiteradas solicitudes que se han hecho ante el Ministerio para la Salud.

Aunque reconoció que se ha cumplido con la reparación del ascensor y se resolvió lo referente a las filtraciones del techo, sostuvo que la unidad se encuentra bastante deteriorada, obligando a 80 pacientes a recibir tratamiento en desvencijados sillones, con paredes con la pintura descascarada y un «cementerio» de equipos dañados, entre otras fallas. «Necesitamos al menos siete máquinas por cada una de las tres salas, solo tenemos seis sillones en uso y faltan 19 por reparar», dijo.

-Queremos dialogar y evitar acciones de calle, pero queremos que entiendan la situación. Si no nos dan respuestas nos vamos a tener que tirar a la calle y tomaremos acciones más drásticas para llamar la atención de las autoridades, advirtió en nombre de los enfermos renales.

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