TEHERÁN.- El comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, Hossein Salami, advirtió este sábado a los manifestantes que esta jornada sería la última de las protestas que iniciaron hace más de un mes por la muerte de la joven Mahsa Amini. Una señal de que las fuerzas de seguridad podrían intensificar su represión en medio de los disturbios que asolan al país.
La mayor ola de protestas en Irán en años irrita a las autoridades, que amenazan con acabarlas.
Este sábado 29 de octubre, el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, el general Hossein Salami, advirtió a los ciudadanos que las manifestaciones pronto tendrían que acabar.
“Hoy es el final de los disturbios. ¡No salgan más a las calles! (…) Le estamos diciendo a nuestra juventud, la minoría de ustedes que han sido engañados, detengan los actos malvados”, sostuvo Salami.
La amenaza se produce en momentos en que la Policía y otras fuerzas de seguridad intentan contener de forma violenta a los activistas, con munición real, perdigones antidisturbios y gases lacrimógenos.
Hasta el momento la Guardia Revolucionaria no ha sido desplegada, por lo que muchos temen que tras las declaraciones de su comandante en jefe la represión aumente.
Sin embargo, los iraníes han desafiado las amenazas a lo largo de la revuelta popular, en la que los jóvenes y las mujeres han jugado un papel destacado.
Este sábado fueron denunciados nuevos hechos de derramamiento de sangre. El grupo noruego Hengaw, que monitorea la situación de derechos humanos en las regiones kurdas, informó que las fuerzas de seguridad dispararon contra estudiantes en una escuela de niñas, en la ciudad de Saqez.
En otra publicación, aseguró que los uniformados abrieron fuego contra los estudiantes de la Universidad de Ciencias Médicas de Kurdistán, en la capital provincial Sanandaj.
El viernes 28 de octubre, las fuerzas armadas dispararon a los manifestantes en la ciudad de Zahedan, en el sureste del país, hecho que dejó dos personas muertas, denunciaron los activistas.
Justamente, Zahedan, en la provincia iraní de Sistán y Baluchistán, es el lugar que hasta el momento ha sufrido la violencia más letal en las protestas.
Los activistas estiman que solo allí, casi 100 personas han muerto desde que una manifestación del pasado 30 de septiembre desencadenó una violenta respuesta policial.
Las protestas amenazan al poder en Irán
Los disturbios iniciaron el pasado 16 de septiembre tras la muerte de la joven de 22 años, Mahsa Amini, después de ser detenida por la Policía de la Moral, por llevar el velo obligatorio demasiado bajo y sin cubrir la cabeza.
Las circunstancias de su muerte aún no han sido esclarecidas por las autoridades, mientras sus familiares denuncian que fue golpeada brutalmente.
Aunque las movilizaciones se centraron primero en los abusos contra las mujeres justificados en el estricto código de vestimenta del país, rápidamente también se convirtieron en llamados a la caída de la propia teocracia del país.
Ante la ola de inconformismo, las protestas se han convertido en una de las mayores amenazas para los clérigos gobernantes desde la Revolución Islámica de 1979.
Entretanto y sin aportar pruebas, Teherán acusa a Estados Unidos y a otras potencias de orquestar las protestas.
«Este plan siniestro es un plan tramado (…) En la Casa Blanca y el régimen sionista», apuntó Salami.
Según el grupo Activistas de Derechos Humanos de Irán, al menos 270 personas han fallecido y 14.000 han sido arrestadas desde que el pasado septiembre iniciaron las movilizaciones, que se han extendido por 125 ciudades de la nación.
Reuters/ AP/