Régimen iraní admite que más de 300 personas han muerto desde el inicio de las protestas

TEHERÁN.- Es la primera vez que Teherán admite oficialmente la existencia de víctimas mortales en la ola de rechazo antigubernamental que sacude al país desde hace dos meses.

“No estoy al tanto de las últimas cifras, pero creo que más de 300 personas han muerto en el país, incluidos niños, desde el incidente”, aseguró el comandante de la Fuerza Aeroespacial de la Guardia Revolucionaria, el general Amir Alí Hayizadeh. 

El militar se refirió a la muerte de la joven Mahsa Amini, de 22 años, el pasado 16 de septiembre, como consecuencia de un ataque al corazón y coma cerebral.

La joven kurda habría recibido una brutal paliza después de ser detenida por no llevar el hiyab de forma correcta, según denunciaron activistas y familiares, aunque las autoridades niegan las acusaciones.

Su fallecimiento estremeció al país y a la comunidad internacional por las estrictas y violentas medidas a las que son sometidas las mujeres en la República Islámica y las movilizaciones pronto se convirtieron en un grito contra los altos mandos de la nación, que intentan sofocar las voces de rechazo con extrema violencia.

Las cifras oficiales de muertos distan de las entregadas por los grupos de DD. HH.

La estimación oficial de fallecidos en las protestas es considerablemente más baja que el número de víctimas mortales informado por distintas ONG como Human Rights Activists, un grupo con sede en EE. UU. que calcula que 451 manifestantes y 60 miembros de la Fuerza Pública han perdido la vida.

La Agencia de Noticias de Derechos Humanos (HRANA) estima un total de al menos 450 muertos, además de 18.173 detenidos.

Los 300 fallecidos que reconoció el general Hayizadeh incluyen “mártires”, una aparente referencia a las fuerzas de seguridad. El militar también sugirió que muchos de los decesos ocurrieron al margen de las manifestaciones. Sin embargo, no emitió una cifra exacta ni tampoco explicó de dónde proviene su estimación.

La represión también se extiende a la prensa. Algunos reporteros iraníes y extranjeros se encuentran entre los detenidos y los medios locales no informan sobre el número de muertes. En cambio, y en gran medida, se enfocan en los ataques a las fuerzas de seguridad por parte de manifestantes.

Sin proporcionar pruebas, el Gobierno de Ebrahim Raisi culpa a “enemigos de Irán”, grupos políticos opositores, administraciones occidentales y a Arabia Saudita de motivar la ola de movilizaciones.

Los activistas aseguran estar al límite después de décadas de represión social y política, y niegan tener influencia desde el extranjero para extender los reclamos contra su Gobierno.

Las protestas continúan a pesar de las brutales acciones de las fuerzas de seguridad que utilizan munición real, balas de goma y gases lacrimógenos.

Aunque el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una misión para investigar en suelo iraní lo ocurrido, Teherán ya adelantó que no cooperará.

No se vislumbra un final pronto de las mayores protestas de la historia reciente de Irán, pero tampoco de los violentos intentos por contenerlas.

EFE/ AP/

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