Acarigua: Habitantes de Barrio Colombia II padecen fallas en el suministro de agua potable y problemas en el sistema de aguas negras

Pedro Galdón.- En virtud de la bajísima presión de las aguas blancas y de las roturas y/o obstrucciones de las tuberías de aguas negras de aquella zona y del canal contiguo a la misma, residentes de Barrio Colombia II de la ciudad de Acarigua padecen la ausencia de agua potable en sus casas, el colapso del sistema de aguas residuales, el prolongado estancamiento de las mismas que desembocan en dicha acequia y los efectos derivados de esta serie de problemas, desde hace varios años atrás.

Lavamanos «empolvados»

Dos de las habitantes perjudicadas, Lola Medina y María Torres, manifestaron que a un buen número de casas de la franja donde residen, incluyendo las de ellas, no les llega agua limpia desde hace cinco años aproximadamente, un tercio del tiempo que, conforme a ellas, llevan viviendo en esta comunidad.

Expresaron que, a lo largo de este lustro, los afectados se ven obligados a tomarla de un pequeño tubo de aguas blancas, partido por uno de sus extremos y cuyo flujo de agua es relativamente constante, que está instalado junto al canal que pasa a un lado de la extensión de la Av. 33, para abastecer sus hogares del vital líquido.

Foto. Toma de agua potable usada por habitantes afectados por la fallas del suministro.

Sin embargo, señalaron que la afluencia de agua por el mentado tubo se interrumpe en días lluviosos, dejándolos completamente sin agua horas después del aguacero o al día siguiente al de su acaecimiento.

Aguas negras, canal putrefacto

Con relación al problema con las cloacas, las declarantes afirmaron que varias de las tuberías que atraviesan la acequia tienen roturas significativas en los tramos que pasan sobre la misma, por las cuales emanan profusa y constantemente las aguas servidas que circulan en su interior, cayendo directamente y acumulándose en el fondo del canal; y que este «río negro» es también alimentado por un bote proveniente de la Calle 12, cuyas emanaciones fluyen por uno de los conductos subterráneos que desembocan en él.

Otros vecinos indicaron que, debido a la presencia de grandes cantidades de desechos y sedimentos y a la maleza que ha crecido dentro de la acequia, las aguas residuales se mantienen estancadas en ella, hasta que cae alguna lluvia que precipite un volumen de agua lo suficientemente grande para «ponerla en movimiento».

Una de las tuberías rotas que pasan sobre la acequia, rodeada de maleza y desechos sólidos.

Medina y Torres apuntaron que el estancamiento de las aguas negras ha hecho que sus nauseabundos olores impregnen el aire circundante, poniendo en riesgo a quienes padecen enfermedades respiratorias, y que hayan detonado la aparición de numerosos casos de dengue y de enfermedades gástricas entre los habitantes de la comunidad.

Igualmente, aseveraron que los vecinos que habitan detrás de los hogares de ellas tienen las cloacas de sus patios traseros «colapsadas» y que, debido a la contigüidad de estos a sus casas, las aguas negras proveniente de estos botes se encaminan y reposan en los patios de las declarantes.

Dijeron que las veces que los entes gubernamentales han ido a la comunidad a reparar estos problemas del sistema de aguas servidas, todas ellas pretéritas, solo han hecho su trabajo a medias para «salir del paso», sin realmente «ponerles punto final».

Aditamentos: «La oscurana» y el hampa

Por otra parte, Medina y Torres manifestaron que las averías y/o la falta de bombillos en los postes de luz de la zona han provocado que «la oscurana» se haya apoderado de las calles de ese sector de Barrio Colombia II, en el espacio temporal entre crepúsculos; y que los residentes son impelidos a colocar bombillos en las afueras de sus casas para tratar de disipar un poco las tinieblas.

Poste de luz cuya luminaria se averió, un común denominador en ese sector.

También, aseveraron que hay un «montón» de ladrones que han aprovechado la «invisibilidad» que les brindan las imperantes tinieblas para efectuar regularmente sus fechorías en el sector, especialmente en altas horas de la noche y en las madrugadas, acrecentando exponencialmente la inseguridad.

Negligencia gubernamental y la espera por una solución

Medina y Torres expresaron que las autoridades y los entes competentes en los asuntos relativos a estos problemas, ya de larga data, no han resuelto o, en el mejor de los casos, han «puesto paños de agua fría» a estos, alargando los padecimientos con palabras «infladas» y promesas incumplidas.

Otrosí, ellas expusieron que, entre otras cosas, tenían la esperanza de, por lo menos, tener las calles iluminadas para Navidad y antes de que este año fenezca, hasta observar cuánto se ha alargado el restablecimiento del alumbrado y la cercanía de las mentadas festividades.

Según una de las jefas de comunidad de Barrio Colombia II, Abeida Monsalve, las tuberías dañadas de la zona no han podido ser sustituidas por la falta de otros nuevos y que el consejo comunal del barrio sigue a la espera de la reparación del alumbrado, solicitada por la aplicación VenApp recientemente.

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