JERUSALÉN.- Familiares de rehenes israelíes secuestrados por el grupo islamista Hamás y que se presume que permanecen retenidos en la Franja de Gaza se manifestaron este sábado 18 de noviembre en Jerusalén frente a la residencia del primer ministro, Benjamin Netanyahu, acompañados por miles de personas y tras marchar durante 5 días desde Tel Aviv.
Con banderas israelíes, carteles y camisetas con los rostros de los rehenes, los familiares exigen acciones para lograr la liberación de sus seres queridos.
Se calcula que unos 20.000 manifestantes marcharon hasta Jerusalén como medida de presión al Gobierno de Israel «para que haga todo lo posible para traer de vuelta» a todas las personas que fueron secuestradas el 7 de octubre, día del ataque del grupo islamista Hamás en territorio israelí.
«Esperamos que se reúnan con nosotros, que nos digan cómo lo van a hacer», dijo Noam Alon, de 25 años, sosteniendo una fotografía de su novia secuestrada, Inbar.
«No podemos esperar más, así que les exigimos que lo hagan ahora, que paguen cualquier precio para traer de vuelta a los rehenes».
Se calcula que unas 240 personas, incluidos bebés, ancianos y ciudadanos extranjeros, están en la Franja de Gaza tras haber sido secuestradas por Hamás durante una incursión el 7 de octubre en aldeas y bases militares del sur de Israel, en la que murieron 1.200 personas.
Familiares y allegados de los rehenes temen que estos sean víctimas de los bombardeos israelíes en la Franja de Gaza, mientras que el Gobierno de Benjamin Netanyahu asegura que esa ofensiva aumenta las posibilidades de liberar a los rehenes, tal vez mediante un intercambio de prisioneros mediado.
«Creo que la gente piensa que hay tiempo, pero para los bebés y las personas mayores con necesidades complejas y difíciles, no hay tiempo, el tiempo se acaba rápidamente», dijo la artista londinense Sharone Lifschitz, cuyo padre de 83 años es uno de los secuestrados.
Presión por una negociación
Muchos israelíes señalan que el Gobierno de Netanyahu fue tomado por sorpresa por el ataque de Hamás.
Entre los que marcharon hacia Jerusalén se encontraba el líder de la oposición centrista Yair Lapid, quien ha apoyado mayoritariamente la guerra, pero ha exigido la renuncia del primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Hamás, que en los primeros días de la guerra amenazó con ejecutar a rehenes en represalia por los bombardeos israelíes, ha dicho desde entonces que algunos de los secuestrados han muerto en esos ataques contra Gaza.
Esto ha avivado la ansiedad de activistas y familiares que piden al Gobierno israelí que acelere un intercambio de prisioneros, mientras aumenta la frustración por la insistencia de Netanyahu de que se requiere discreción en torno a las negociaciones mediadas por Qatar y Egipto.
«Es imposible que haya 240 personas secuestradas y el gobierno, nuestro gobierno, no hable con (los familiares), no les diga qué está pasando, qué hay sobre la mesa, qué se ofrece, cuáles son las razones a favor y en contra. Nada», afirmó el activista Stevie Kerem.
A pesar del cansancio y la frustración, una manifestante mostró una señal de optimismo.
«Estoy feliz por el hecho de que tenemos a todo Israel a nuestro alrededor», dijo Meirav Leshem-Gonen, cuya hija Romi, de 23 años, se encuentra entre los rehenes. «Esto es lo que contará al final».
«Tenemos la sensación de que no están haciendo lo suficiente. No hay transparencia ni comunicación. El pueblo está muy perdido y desesperado. Necesitamos salir a la calle para obtener respuestas», comentó a EFE Haydee, una argentina-israelí residente en Jerusalén.
Está previsto que representantes de las familias de los rehenes se reúnan con el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y con el exministro de Defensa y actual miembro del Gabinete de Guerra, Benny Gantz.
Reuters/ EFE/