No se han preguntado si existiendo tantas medidas fáciles de tomar, que generarían un impacto altamente positivo a los venezolanos, como por ejemplo modificar el encaje legal bancario a un porcentaje funcional a nuestra economía o direccionar nuestro fabuloso recurso humano criollo al Guri para solucionar la terrible crisis eléctrica ¿por qué no se toman?
Cuando estamos en vísperas de las presidenciales, el chavismo intenta enmendar el capote, pero no tanto. Otro ejemplo, tras destrozar nuestro erario por corrupción, desidia y partidización del espectro público, quedando sin capacidad de pago, aparenta ayudar a los pensionados y jubilados asfixiando aún más al remanente del sector productivo, pechándolo con impuestos tras impuestos anuales, mensuales, semanales y diarios, lamentablemente, el remedio es peor que la enfermedad, se empeora la ya muy difícil situación empresarial y el “aumento” de las pensiones y jubilaciones sigue siendo paupérrimo.
¿Por qué? El trasfondo es tan sencillo como perverso, la protozoaria concepción política del chavismo (en pleno Siglo XXI) lo aferra al pensamiento de dominación, en un nefasto manifiesto de cúpulas retrógradas. Así, es menester insustituible que todos (no ligados a las elites) dependan del gobierno, de las dádivas, de todo cuanto sea necesario para vivir; allí los Clap, bonos patria, empleos públicos, estructuras sociales como consejos comunales y un largo etcétera, nadie fuera del radar del statu quo puede ser independiente, próspero, todos debemos doblegarnos a un Estado todopoderoso, omnipresente, opresor.
Es impresionante el atraso que vino detrás del chavismo para Venezuela, no hay hueso sano, lo peor es lo más trágico que puede ocurrirle a una nación, la corrupción, no solo llegó a niveles históricos mundiales, sino que se normalizó… no solo los despampanantes actos de corrupción mil millonarios de las grandes figuras rojas, advertidos desde hace más de dos décadas, hasta en una alcaldía hay que “mojar la mano” para ser atendidos y ello ya forma parte de esta realidad revolucionaria impuesta.
¿Contra qué lucha el chavismo? Lucha para no perder los privilegios de haberse adueñado de los recursos del, probablemente, país más rico del mundo. Lucha para no enfrentar las consecuencias de sus desmanes, lucha contra ellos mismos en momentos donde el barco hace aguas y muchos (grandes y no tan grandes) intentar salvarse.
El chavismo lucha contra nuestra historia, contra nuestra cultura, contra nuestra esencia, imponiendo un sistema de gobierno tan arcaico como el cubano que, a pesar de todas las riquezas manejadas, el control absoluto sobre nuestras armas e instituciones, no ha podido consagrar y hoy más que nunca los habitantes de este desdibujado país están decididos a superarlo.
Sobre todo, el chavismo no está peleando contra María Corina Machado ni contra Edmundo González Urrutia ¡No! ellos encarnan el anhelo, la necesidad, el irrenunciable sueño de rescatar al país, es verdad, pero la real realidad es que el chavismo está peleando contra los venezolanos, cansados de vivir en un país ajeno, en una nación inmerecidamente pobre, trágica, cuando más que nadie los venezolanos somos hacedores de libertad, de independencia, de esperanza.
En estas presidenciales, la lucha del régimen no es contra una figura política ni contra un partido político, el castrismo venezolano tiene que enfrentarse a una nación cansada de vivir como una nación de tercer mundo cuando, incluso, podría vivir mejor que cualquier nación desarrollada del planeta, pues nos sobra de todo lo necesario para hacerlo, solo nos falta quienes sepan dirigirnos correctamente.
Leandro Rodríguez Linárez
@leandrotango