JARTUM.- Al menos 40 civiles murieron y decenas resultaron heridos en un ataque aéreo contra la ciudad de Nyala, al oeste de Sudán, informó a la agencia de noticias AFP una fuente médica de un hospital de la ciudad, quien pidió guardar el anonimato.
De acuerdo a esta fuente, los ataques se produjeron a dos mercados y a barrios de la ciudad. Estos dejan la jornada más letal en esta urbe desde abril, cuando se recrudeció el conflicto en Sudán.
En un comunicado, las Fuerzas de Apoyo Rápido acusaron al Ejército sudanés de llevar a cabo la embestida, así como otros ataques. El Ejército negó su responsabilidad y culpó a los paramilitares.
«Sólo dirigimos nuestros ataques contra las agrupaciones y puestos del enemigo en distintas zonas», declaró el general de brigada Nabil Abdallah. Sin embargo, el Ejército, que tiene el control aéreo del país, ha sido acusado en repetidas ocasiones de cargar contra la población civil en su búsqueda de acabar con los paramilitares de las FAR.
Las FAR se han desplegado por zonas residenciales de la capital, Jartum, y de las vecinas Bahri y Omdurman; el Ejército ha utilizado su artillería pesada y sus ataques aéreos para intentar hacerlos retroceder, lo que ha causado cientos de víctimas civiles.
La semana pasada, ataques al oeste de la ciudad de Omdurman, cercana a Jartum, mataron al menos a 51 personas en dos días distintos. Con la mayoría de los hospitales cerrados y sin un gobierno local operativo, los voluntarios tienen dificultades para documentar el alcance total de las muertes.
El conflicto se recrudece en Darfur
Pero la intensidad de los combates en Nyala muestra cómo el conflicto en el que se vio envuelta la capital hace casi cinco meses se ha extendido a otras partes del país con efectos mortales.
Los civiles de Nyala han quedado atrapados en el fuego cruzado. Las imágenes por satélite del Observatorio del Conflicto de Sudán, una plataforma de vigilancia con sede en Estados Unidos, muestran daños en edificios públicos, entre ellos un mercado y un hospital.
El sistema sanitario sudanés está colapsado y las redes telefónicas y las oficinas gubernamentales suelen estar fuera de servicio, por lo que es difícil determinar con exactitud el número de víctimas.
El derramamiento de sangre, la violencia y los desplazamientos se han intensificado desde que estallaron los combates entre el Ejército sudanés y el grupo paramilitar FAR en abril, llevando al país al borde de la guerra civil. Volker Turk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, alertó de la situación ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.
«En Darfur Occidental, los ataques por motivos étnicos perpetrados por la RSF y las milicias árabes aliadas han causado la muerte de cientos de civiles no árabes, principalmente de las comunidades masalit».
Lo hizo en alusión a la muerte de hasta 300.000 personas y el desplazamiento de más de dos millones en el conflicto de Darfur entre 2003 y 2008, Turk remarcó que «tales acontecimientos se hacen eco de un pasado horrible que no debe repetirse».
Este miércoles, la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (UNITAMS) también recibió informes creíbles sobre la existencia de al menos 13 fosas comunes en El Geneina, una ciudad de Darfur, y sus alrededores, como resultado de los ataques de la FAR y de milicias árabes contra civiles.
¿Cuál es el origen de la actual ola de violencia en Sudán?
Sudán ha sido sacudido por la violencia desde mediados de abril, cuando las tensiones entre el Ejército, liderado por el general Abdel-Fattah Burhan, y las FAR, comandadas por el general Mohamed Hamdan Dagalo, estallaron en combates abiertos.
Las FAR culparon a la Fuerza Aérea Militar por el primer ataque, aunque no fue posible verificar de inmediato la afirmación de forma independiente.
Los bombardeos indiscriminados y los ataques aéreos por parte de ambas facciones han sido frecuentes en el conflicto, que ha convertido a Jartum y sus alrededores en un campo de batalla.
El conflicto se ha extendido a varias partes del país. En la zona del Gran Jartum, que incluye las ciudades de Jartum, Omdurman y Bahri, las tropas paramilitares se han apoderado de viviendas civiles y las han convertido en bases de operaciones. Los militares respondieron bombardeando estas zonas residenciales, según grupos de derechos humanos y activistas.
En la región occidental de Darfur, escenario de una campaña genocida a principios de la década de 2000, el conflicto se ha transformado en violencia étnica. Las FAR y las milicias árabes aliadas atacan a grupos étnicos africanos, según grupos de derechos humanos y las Naciones Unidas.
El número de desplazados internos casi se ha duplicado desde mediados de abril hasta alcanzar al menos 7,1 millones de personas, según la agencia de la ONU para los refugiados. Otros 1,1 millones son refugiados en países vecinos, según cifras publicadas la semana pasada por la Organización Internacional para las Migraciones.
Darfur, principal preocupación de organizaciones de DD. HH.
Human Rights Watch pidió el martes a la Corte Penal Internacional que investigue las atrocidades cometidas en la volátil región sudanesa de Darfur, incluidas lo que dice fueron “ejecuciones sumarias” de 28 miembros de pueblos no árabes por parte de una fuerza paramilitar sudanesa y milicias árabes aliadas en mayo.
Human Rights Watch dijo que varios miles de integrantes de las FAR y sus aliados arrasaron la ciudad de Misterei, en Darfur, hogar de la tribu no árabe Massalit, el 28 de mayo.
Los agresores mataron a miembros de la tribu y dejaron decenas de civiles muertos o heridos, dijo el organismo. El ataque se produjo mientras los paramilitares y el Ejército de Sudán han estado involucrados en combates de meses de duración que, según las Naciones Unidas, han llevado a Sudán al borde de una guerra civil a gran escala.
“Las matanzas masivas de civiles y la destrucción total de la ciudad de Misterei demuestran la necesidad de una respuesta internacional más fuerte al conflicto cada vez más amplio”.
Esto lo afirma Jean Baptiste Gallopin, investigador principal de Crisis y Conflictos de Human Rights Watch.
Human Rights Watch instó a la Corte Penal Internacional (CPI) a investigar el ataque contra Misterei y otros en otras partes de Darfur como parte de su investigación sobre la guerra genocida en Darfur que ya ocurrió a principios de la década del 2000.
euters/ AP/