PDVSA Y LAS COLAS DE LA GASOLINA

Transcurrían los primeros años de la penúltima década del siglo XX, encontrándome laborando en la ciudad de Caracas 1983-84, y por residir en la parroquia «Los Chaguaramos» a tan sólo 500 metros, acudía por las tardes-noche al Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES); Institución adscrita a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Comisión de Estudios para Graduados de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Allí cursé un total de ocho seminarios con una duración de entre 10 y 16 horas c/u. De los seminarios realizados existió uno denominado: «Visión Global de la Industria Petrolera Venezolana», dictado por especialistas provenientes de Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), de la Cámara Petrolera de Fedecámaras y profesores titulares de Economía UCV.
Para entonces, se proyectaban planes de producción a mediano y largo plazo de la industria, estimándose producir para comienzos del siglo XXI, 7 millones de b/d, sumando la incorporación de la faja petrolífera del Orinoco. Esas proyecciones no se cumplieron, primero porque los precios del barril de petróleo, que para entonces a mediados de los 80, oscilaban entre los 34$ se desplomaron, manteniéndose muy bajos durante toda la década de los 90; los primeros 5 años a un precio promedio de 14$, el resto y finalización alcanzaron entre los 7 y 9 dólares.
En segundo lugar, estrenamos el siglo XXI con un fatídico gobierno, que lejos de incrementar la producción de petróleo, cuando los precios internacionales de los hidrocarburos se fueron al alza, a partir del 2001, no se aprovechó tal coyuntura. El régimen recibió una producción que rondaban los 3,5 millones diarios y actualmente se producen unos escasos 700 mil barriles días, a pesar de haber contado durante más de 10 años -hasta el 2012- con la mayor bonanza petrolera de toda nuestra historia, con un barril promedio superior a los 90$.
Traigo a colación esta remembranza para acentuar la profunda crisis energética nacional, imperdonable por demás, ya que Venezuela es un país petrolero por tradición.
La escasez de la gasolina no es un asunto puntual, se ha convertido en un problema crónico.
Las largas colas de la gasolina son clara evidencia de la pésima gestión del régimen en el sector petrolero, el resultado de sus decisiones ha sido nefasto.
Haciendo memoria, el sistema de refinación nacional, con una capacidad instalada de 1,3 millones de barriles día hasta el 2014, procesaba 1,2 millones de b/d de combustibles; pero a partir del 2015, ha sido golpeado de manera 0⁰, al negársele los recursos para la inversión y mantenimiento, asimismo, persiguieron y encarcelaron a gerentes y técnicos , empleando personal sin la capacidad para manejar los grandes complejos refinadores. También, la gestión ineficaz, corrupta del Presidente saliente de la industria, Tareck El Aissami, hoy prófugo de la justicia, que además de desfalcar a la petrolera, colocó el manejo y control de las refinerías en manos de los iraníes para tratar de restablecer su operatividad, la cual a la luz de los resultados, ha sido un rotundo fracaso.
Aunado a lo anterior, la razón por la cual existen las colas de la gasolina, obedece a que el sistema de refinación opera a muy baja capacidad y de manera inestable.
Con todo esto quiero resaltar que no existen razones técnicas ni económicas para que los venezolanos sufran ésta calamidad.
Por consiguiente, el colapso de Pdvsa y sus refinerías es un problema de origen político, ocasionado por un gobierno indolente e incapaz para manejar la industria petrolera.
También, es importante señalar, para quienes se excusan en las sanciones norteamericanas, cuando éstas se impusieron en enero de 2019, ya la producción de Pdvsa había caído en más de un 50% respecto a los niveles del 2013. Las sanciones evidentemente agravaron el problema, pero no son el origen de la mala situación de la industria y de las persistentes colas de la gasolina.
Según expertos y analistas, actualmente en Venezuela no se abastece el mercado interno de gasolina porque sólo se están produciendo 160 mil barriles diarios de combustible, cuando la cantidad necesaria para cubrir equitativamente a todas las gasolineras sería de unos 300 mil.
Sin embargo, esa cantidad no cubre la demanda del parque automotor venezolano que alcanza ya más de 3,4 millones de vehículos.
Definitivamente, es evidente el desastre que genera la escasez de gasolina en Venezuela, siendo sus causas principales, el desmantelamiento y destrucción de Pdvsa – con el agravante de que su deuda actual se aproxima a los 100 mil millones de dólares-, la falta de inversión y mantenimiento de alto nivel técnico en las refinerías.
Por todo lo expuesto, tendremos por mucho más tiempo colas para poder surtir gasolina, hasta tanto no salgamos, democráticamente, de este régimen maligno, en las elecciones del 2024.

JORGE CÁRDENAS
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