Mi Palabra/ UN PERRO, Y DESPUÉS UN MOTORIZADO


“Aunque te aconsejes tarde,
mira, oh joven imprudente,
que ser con ira valiente
no es dejar de ser cobarde”
Calderón de la Barca…

Se acercaba la noche en medio de negros nubarrones, y ya camino al hogar con mi compañera de vida; íbamos en una amena conversación y el tema de los motorizados se hacía presente a cada momento, por la imprudencia de un porcentaje muy alto de estos atrevidos conductores y son tantos, que ya se asemejan a un enjambre de avispas por la cantidad y la agresividad. La mayoría son jóvenes y, parece que a esa edad poco les importa la vida, como si tuvieran asegurado el regreso al emprender el viaje a la eternidad. En primer momento se nos atravesó un perro, uno de los tantos, que vagan sin rumbo fijo en calles y avenidas; apenas vio el vehículo muy cerca deteniéndose acompañado con el ruido de los cauchos al friccionar con el pavimento por el efecto de los frenos, se espantó con el rabo recogido para ponerse a salvo, luego de pasar el susto y la avenida.
En la misma vía, no habíamos recorrido cien metros, cuando pasábamos por una redoma o rotonda, ahora el atrevido era un motorizado con una dama, sin tomar ninguna precaución, desafiante y lejos de frenar, aceleró para traspasar la avenida y seguir su marcha en la otra vía, como si nada. Al sonarle la corneta, como avisándole de la falta cometida, me respondió de la misma manera con el mismo sonido, el cual se ha convertido en el aviso para seguir, pero se hace difícil distinguir si es una indicación de peligro o simplemente están anunciando, que las calles son de ellos y por lo tanto tienen el paso y la prioridad en las vías y, si no se toma las precauciones al instante el impacto muchas veces es mortal.
Pasamos esos dos momentos bastante incomodos, sin ninguna novedad, para luego reflexionar por los que se está presentando en toda Venezuela y, en esa avenida por demás transitada, ya que, es la entrada y salida de dos ciudades unidas por lazos históricos –Acarigua-Araure– y embellecida por la acción diaria de la gobernación y alcaldía, es algo normal la velocidad, como en un autódromo, donde se presenta la explicación y razón, cuando se revisa cualquier diario del país vía internet y en mi caso–Última Hora –porque lo más resaltante y preocupante es la reseña diaria en la sección de sucesos: muertos por accidentes de motorizados imprudentes, desafiantes, que no respetan los señalamientos de tránsito se meten y salen por cualquier lado, como cualquier animal realengo, sin ninguna precaución animal al fin. Por algo un señor, con varios años encima exclamó haciendo un señalamiento muy oportuno, pero lamentable ¡Ahora, hay más muertos por accidentes de motorizados, que perros en las calles! Acababa de presenciar el choque de uno de ellos, por los gestos y el rostro muy abatido, daba la impresión que había muerto.
Narciso Torrealba

narciso_t_29@hotmail.com

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