Cuando Primitivo te anuncia recuperación en la autopista y te coloca la pintura blanca, después de casi tres años de gobierno, que impedía un buen tránsito nocturno, pero no tapa los huecos, indica lo pobre de una gestión que comenzó como escoba nueva, más como alcalde que como gobernador.
¿Y eso qué tiene que ver con el Portuguesa FC? Mucho, ahora más cuando las manos del régimen se introducen en el mundo deportivo para tapar sus vagabunderías con dinero que nadie puede explicar. Pasa en el béisbol, en el baloncesto y en el fútbol rentado. No lo hacen por amor al deporte, ni siquiera por negocio, no lo hacen porque las ciudades miden su calidad de vida por sus espacios de entretenimiento, sino para gastar lo que no pueden hacer en otras vías. Un gobernante debe preocuparse también, por sacar la cuenta de los reales que le entran por los peajes y no rinde en su inversión, sino en todas las vertientes para que su millón de habitantes, en nuestro caso, sepa que vive en un estado, donde hay buenos servicios, buena vialidad, y que sus autoridades se preocupan por ello, no por esos impuestos bárbaros que se están aplicando para llenar las faldiqueras particulares.
Pero a Cedeño poco le importa el deporte, el folklore, la juventud. Los Bravos de Margarita no son rentables en esa sede, andaban buscando una, desesperadamente, y querían regresar al Julio Hernández Molina, pero ni los alcaldes de Araure, la virtual y la verdadera ni el de Páez, menos Tivo, se ocuparon de esa posibilidad. Y ahora dicen que se van a llevar la franquicia del Portuguesa para La Guaira, porque lo compró Wilmer Ruperti, dueño del Canal I y de los Tiburones y no abren su bocota, a pesar de que dos de sus toñecos, Hugo Mora y Carlos Molina, exalcalde de Ospino, forman parte de su nueva directiva. Si el destino del pentacampeón lo tiene en sus manos, Molina, ya sabe que va a terminar como la Alcaldía que manejó en ocho años: en ruinas.
¿Y se lo pueden llevar? El Portuguesa FC era una asociación civil. En tiempos de Wilmar Castro se transformó en una compañía anónima. Mazzoca de candidato a gobernador de AD en Vargas pasó a próspero empresario en la región y se lo vendió a Maiker Frías. Y ahora es del empresario Ruperti, magnate del transporte marítimo, cuyo patrimonio, según Wikipedia, es de 4,5 mil millones de euros. A sus colores, a su fanaticada, a su estadio, no se lo pueden llevar, pero el cupo en la Federación, sí. Las deudas y las demandas son muchas y el desastre del mítico “General Páez”, pero el fervor por su equipo no se ha perdido en Acarigua-Araure. Comenzaron a engramar nuevamente la cancha, pero no le pagaron completo al contratista. Se paró el trabajo y la grama se contaminó, como dicen algunos expertos.
Lo cierto es que la presión a través de las redes sociales y en protestas presenciales, la directiva emitió un comunicado donde pide tranquilidad a la fanaticada del Portuguesa, porque según ellos, seguirá jugando en el mítico.
UVERAL: DESESPERANZA CONVERTIDA EN FE
Después de mucho tiempo volví a Uveral. Confieso que me sorprendió el afecto y el recuerdo. Y es que desde que nos fuimos de la Gobernación, no le han hecho un cariñito a Uveral y las decenas de caseríos de esa parroquia. Cinco gobernadores han pasado y el deterioro de ese pueblo, producto de una indiferencia total, es colosal. La vía de penetración que dejamos asfaltada hasta Curva de Negrones se perdió y aunque el proyecto estaba completo en el FIDES para llegar a la carretera M, como apoyo a sus habitantes, a los centenares de productores de arroz y maíz fundamentalmente, se perdió.
Su iglesia abandonada, su ambulatorio sin médicos, insumos y menos ambulancia. La última que recuerdan fue la que nosotros le dejamos. Los jóvenes hacen esfuerzos por el amor al deporte. Sus calles deterioradas parecen del pueblo de la novela de Miguel Otero Silva. Toda la vialidad de la parroquia es un verdadero infierno. Allá no llegan los programas ejes del gobierno regional, porque esos pueblos no se ven. No puede ser que la dirigencia del PSUV y del régimen no le haya hecho un cariñito a esa gente en un cuarto de siglo que llevan gobernando. ¡Qué inmorales e inhumanos son! Hasta una mesa del centro de votación quitaron, agrupando más de mil cien electores con una sola máquina, porque se imaginan la pela que se van a llevar.
Y esto es lo que más impresionó. Su desesperanza no está convertida en resignación, indiferencia, ni en desánimo. Al contrario, hay una verdadera voluntad de cambio en sus habitantes y un equipo de hombres y mujeres que están trabajando denodadamente por la victoria el 28 de julio. El entusiasmo y la constancia de María Corina llegó hasta los más alejados rincones y saben de nuestro candidato, González Urrutia, que como bien dice Elías Pino Iturrieta: “Edmundo no sólo es hijo legítimo de una democracia ya desaparecida, sino también el abanderado de su resurrección”.
IVÁN COLMENARES