Ya se hace rutinario observar la adiccion de las personas a sus teléfonos celulares en cualquiera de sus formas. El creciente y vertiginoso apogeo de la información en las redes pasa por todo un entramado estructurado y complejo, donde las necesidades humanas se conjugan con infinidad de algoritmos que suponen una respuesta a cualquier crisis.
Todo depende del sistema; así lo hemos venido aprendiendo desde hace largo rato. Cuando solíamos ir a un banco y existía alguna movilidad importante, como arte de magia salía a flote la frase célebre “se cayó el sistema”, y de un solo golpe, todo lo que parecía normal, se transformaba en tedio y desgano en los usuarios que necesitaban dar solución a algunos problemas de dinero. Empero, el sistema era la gran poderosa fuerza que lo puede todo, y él gobierna mentes y convicciones.
El colapso de apenas un sistema bancario, daba lugar a toda una cadena de eventos que terminaban en maldiciones y un sentido negativo de servicios.
Esto apenas era y ha sido una incipiente fórmula de ver un mundo en el que todo depende del “sistema”, donde nadie sabe quien es, pero todos nos lo imaginamos como una inmensa máquina llena de cables que alimenta nuestra paz y tranquilidad.
De él dependen de los más sencillos videos y juegos para nuestros bebes, (consumidores prematuros de nuevo cuño), hasta nuestro inefable y amado Wifi.
Nadie sabe cómo hemos perdido hasta nuestra identidad, tanto de manera directa como indirecta. Ya nadie es anónimo, y formamos parte de un sistema que va más allá de números y estadísticas. Somos un destino consumado de consumidores irreverentes y a carta cabal.
Nada importa más que la información, cualquiera sea su origen o de donde provenga; ya no importa la verdad y ésta dejó de ser un tema filosófico, para pasar a ser un simple concepto entendido. Es decir, cada quien conoce su verdad y cada quien cree lo que mejor le parezca.
Este cuadro del mundo sistematizado, acaba de sucumbir ante su propia realidad, recientemente acaba de ocurrir el fenómeno del CrowdStrike, que consistió en la actualización momentánea del sistema Microsoft, pero que generó el colapso de las pantallas azules. Sus efectos, pues ya hemos visto cómo desde un simple pago interbancario hasta la suspensión de numerosos vuelos a nivel mundial quedaron a expensas de una mano invisible que ya no es el capital, sino que ahora es el “sistema”. Sin duda, los nefastos efectos en cualquier balanza de pagos de cualquier país, así como las ganancias y pérdidas que pudo generar este braek, son incalculables. Sin embargo, vemos la noticia, comentamos y hasta damos like, mientras los centros financieros mundiales realizan sus grandes ganancias en apenas minutos.
Que se modificó? Que nueva arma quedó preparada? Hacia dónde enfilará el nuevo orden? Nada de ello podremos saberlo hasta que los Simpsons nos lo digan. Mientras tanto, Marvel y los Superhéroes seguirán sistematizando los nuevos colapsos que Hollywood se encargará de recrearlos en la pantalla. Hacia dónde apunta el colapso de una sociedad sin fronteras y donde cada quien hace lo que le parece?
Peor caos que ese, no creo sea superado.
Rafael García González
Enviado desde mi iPhone