El temible sereno aparece de noche

Noel Álvarez /
El sereno es un fenómeno cotidiano que suele pasar desapercibido en nuestras noches y madrugadas. Este suceso es más que la simple humedad condensada en las hojas o el brillo en las calles al amanecer. Para muchos, es sinónimo de enfermedades, males respiratorios o un motivo para evitar salir de casa por la noche. Sin embargo, detrás de estas creencias populares se encuentra una realidad científica bastante sencilla, aunque envuelta en un sinfín de mitos y teorías que varían según la región.

En términos meteorológicos, el sereno no es más que el rocío que aparece cuando la temperatura del aire desciende y el vapor de agua presente se condensa en forma de pequeñas gotas sobre superficies frías. Este fenómeno ocurre principalmente en noches despejadas, cuando el suelo pierde rápidamente el calor acumulado durante el día. Así, cuando la temperatura desciende por debajo del «punto de rocío», el aire ya no puede retener toda la humedad, y esta se deposita superficies frías que permitan la condensación del vapor de agua en gotas de rocío.

Lejos de ser dañino o peligroso, el sereno es parte del ciclo natural del agua y es fundamental para el equilibrio ecológico, especialmente en áreas donde las precipitaciones son escasas. De hecho, en algunas zonas desérticas, el rocío nocturno o  «sereno” es la única fuente de agua para ciertas plantas y animales.
A lo largo del tiempo, el sereno ha sido objeto de numerosas creencias populares que, aunque carecen de base científica, se han transmitido de generación en generación. Uno de los mitos más comunes es que el sereno «enferma». En muchos lugares, la gente evita salir por la noche o cubrirse bien al hacerlo para no «respirar el sereno», bajo la idea de que la humedad fría puede causar resfriados, neumonías o incluso enfermedades más graves.

Aunque es cierto que una exposición prolongada al frío o a la humedad puede hacer que el cuerpo esté más susceptible a infecciones respiratorias, como los resfriados, el sereno en sí mismo no es el causante. Los resfriados y otras enfermedades respiratorias son provocados por virus y bacterias, no por el aire húmedo. Sin embargo, en épocas pasadas, cuando la ciencia médica no estaba tan desarrollada, la relación entre la exposición al frío y las enfermedades dio pie a esta creencia.

Otro mito común es que el sereno afecta a los cultivos y plantas de manera negativa. Aunque en ciertas condiciones, la combinación de sereno y frío extremo puede ser perjudicial, en general, el sereno es beneficioso para la vegetación, ya que proporciona una fuente adicional de humedad, especialmente en climas áridos.

El arraigo de estos mitos en la cultura popular se debe, en parte, a la falta de acceso a información científica durante siglos. En el pasado, los fenómenos naturales que no se comprendían eran muchas veces explicados mediante teorías que mezclaban la superstición con observaciones incompletas de la realidad. Además, la relación entre el clima y la salud, aunque mal interpretada, era evidente para las personas: una noche fría y húmeda podía hacer que las personas más vulnerables enfermaran, y el sereno se convirtió en el chivo expiatorio.

Pero también hay un factor psicológico que juega un rol en la perpetuación de estos mitos. En muchas culturas, la noche está asociada con lo desconocido y lo peligroso. El sereno, como fenómeno nocturno, no escapa de esta narrativa. Lo que no podemos ver o comprender a menudo se reviste de misterio y miedo.
Afortunadamente, hoy en día, con el acceso a la información y la investigación científica, podemos entender mejor el sereno como un fenómeno natural inofensivo. De hecho, el sereno es, en muchos casos, un aliado de la naturaleza y de la vida humana, proporcionándonos frescura y humedad en un mundo donde el agua es cada vez más un recurso valioso.

El sereno, como fenómeno climático, es una realidad que ha estado presente desde siempre. Sin embargo, los mitos que se han tejido a su alrededor son fiel reflejo de nuestra naturaleza humana: buscamos explicaciones a lo desconocido, aunque no siempre acertemos en el proceso. Al comprender la verdadera naturaleza del sereno y educarnos sobre estos hechos, podemos empezar a dejar de lado las supersticiones y apreciar este fenómeno como parte integral de los ciclos de la naturaleza.
Noelalvarez10@gmail.com

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