¡El Gallo impostor: entre la chapuza y la imitación!

     En el año 2021, Valmore Betancourt emergió como el «gallo pinto» de las elecciones en Guanarito. Su experiencia y trayectoria política le otorgaron ese apodo, y la población lo aclamó como el líder capaz de revitalizar el municipio. Sin embargo, recientemente, Nicolás Maduro ha intentado apropiarse de esta figura, como si fuera un gallo de pelea en su propio corral.

     La marramuncia de Maduro no pasa inadvertida. Como un gallo impostor, se pavonea por el escenario político, tratando de emular la gallardía y la experiencia de Betancourt. Pero, ¿qué cualidades reales posee Maduro para compararse con el auténtico «gallo pinto»? ¡Ninguna¡ ¡Veamos!

     El canto del gallo es una de las características más elocuentes de esta ave doméstica. Bien lo decía el cantor del pueblo: «para amanecer no hacen falta gallinas, si no cantar de gallos».

     Betancourt, con su discurso firme y su experiencia, ha cantado a favor del pueblo de Guanarito. Lo que ha prometido, lo ha cumplido. Ese gallo sí canta. En contraste, Maduro, como un gallo de corral sin melodía, solo repite discursos desgastados y promesas volátiles que esfuman con la primera brisa. Su canto es un canto vacío.

    Otro elemento por destacar para todo gallo de pelea, son las espuelas. Betancourt lleva las espuelas de la transparencia y la integridad. Ha demostrado su compromiso con la comunidad y su disposición a trabajar con todos los sectores. Maduro, en cambio, se enreda en sus propias intrigas y manipulaciones, dejando sus espuelas melladas por la corrupción, la ineficiencia y la ineptitud.

     Toda ave de pelea debe tener equilibrio en la cuerda y revolotear cuando la situación lo amerita. Valmore  Betancourt se ha elevado, como un gallo que extiende sus alas para alcanzar nuevas alturas. Maduro, en su jaula de autoritarismo, solo puede dar vueltas en círculos en la pobreza y en el atraso, incapaz de volar hacia el progreso, muy lejos de futuro mejor.

     En Guanarito no nos dejemos engañar por el impostor. El auténtico «gallo pinto» es aquel que lucha por su comunidad, no el que cacarea desde la comodidad del poder. Valmore Betancourt representa la esperanza, mientras que Maduro solo es un reflejo descolorido en el espejo de la política.

     No se qué harán los del PSUV en esta campaña con su nuevo «plagio». Cada vez que nombren al gallo pinto, sabrán que le están haciendo campaña es a Valmore, porque en Guanarito solo hay un gallo pinto y ese es Valmore Betancourt.
Felipe Jiménez Dueño

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