Pese al apoyo de Biden a Harris, el Partido Demócrata afronta un futuro incierto

Washington.- La noticia sobre la baja de Joe Biden de la carrera presidencial fue un desenlace esperado luego de tantas críticas públicas y de presiones partidarias, quienes veían que sostenerlo como candidato iba a arrastrar a una dura derrota contra los republicanos en todos los ámbitos de la política de Estados Unidos.

Sin embargo, la ausencia de un ‘plan b’ listo para ser ejecutado generó incertidumbre en el futuro del bloque. Ahora la Convención Nacional Demócrata que iniciará el 19 de agosto próximo en Chicago se prevé como una instancia decisiva para designar al nuevo nombre que buscará retener la Casa Blanca en las elecciones de noviembre.

“Es un honor para mí contar con el respaldo del presidente y mi intención es ganar esta nominación”, fue la reacción de Kamala Harris en su cuenta de X ante el respaldo de Biden para que sea la candidata.

Sin embargo, el movimiento del presidente no fue acompañado masivamente por otros representantes o figuras relevantes del espectro demócrata. Por caso, el expresidente de EE. UU., Barack Obama, no hizo mención a Harris, advirtió que “navegarán por aguas desconocidas” y resaltó que el deber ahora es encontrar un “candidato extraordinario”. 

Dentro de los respaldos que recibió Harris estuvieron los de Bill y Hilary Clinton. “Haremos lo que podamos para apoyarla”, expresaron.

Incluso Donald Trump pareció frotarse las manos ante la posibilidad de que Harris sea su adversaria en las elecciones, quien “será más fácil de vencer que Biden”, según las propias palabras del republicano.

Las respuestas de líderes demócratas encumbraron a Biden como un patriota que antepuso las necesidades nacionales antes que las aspiraciones personales, pero no tantos nombres reaccionaron positivamente a la nominación de Harris, lo que presupone que la idea de unas “mini primarias” antes de la Convención Demócrata no es descabellada.

Opciones demócratas

El nombre de Kamala Harris fue el primero en ponerse en la fila para suceder a Biden en la campaña. Ante la lógica de ser su vicepresidenta, el apoyo del presidente fue una revalidación que la afianzaron en la escena.

Incluso, ante los errores no forzados de Biden en las últimas semanas, la figura de Harris se agigantó y ganó adeptos dentro de la sociedad estadounidense y, sobre todo, la partidaria.

Según una encuesta realizada por el Centro de Investigación de Asuntos Públicos AP-NORC, seis de cada diez demócratas creen que Harris haría un buen trabajo y solo dos consideran que no. En tanto la imagen positiva alcanza a cuatro de cada diez ciudadanos estadounidenses.

A pesar de esto, el abanico de opcionados es más amplio, aunque todos cuentan con la desventaja de no ser tan reconocidos a nivel nacional.

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En el abanico de posibilidades Gretchen Whitmer y Josh Shapiro, gobernadores Michigan y Pensilvania, respectivamente.

Se estipulaba que la Convención Nacional Demócrata fuese un lugar para reivindicar a Biden como candidato, pero ahora se transformó en el escenario para que 4.700 delegados elijan al nuevo designado.

En este panorama, los más de 3.800 electores que había obtenido Biden en las primarias ganadas a principio de año (solo perdió en Samoa Americana) no son transferibles, aunque son –se supone- un sólido respaldo para Harris.

La actual vicepresidenta deberá convencer nuevamente a los delegados. Sin embargo, ante la falta de un contendiente de peso, su figura gana peso también por el aspecto simbólico: significaría la primera mujer, la primera mujer negra y la primera con ascendencia del sur asiático.

Otro punto relevante en las campañas políticas es la financiación. En el caso de Harris, no sería un inconveniente porque los fondos –que alcanzarían los 91 millones de dólares en efectivo- están en una cuenta conjunta con Biden.

AP/

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