*»Un Cigarrillo, la Lluvia y Tú, me trastornan”
Canción de Alberto Cortez…
Narciso Torrealba/ narciso_t_29@hotmail.com.-
En el alero de un edificio, me ubique para pasar una fuerte lluvia, que por momento bañaba a la ciudad, dejando las calles totalmente inundadas, pero apenas me pegué a la pared, llegó una jovencita con el rostro muy maquillado y el cabello totalmente alborotado, el cual se sacudía, como si estaba en una pasarela modelando, dejando escapar copiosas bocanadas de humo de un cigarro, el cual se consumió muy rápido, con tanta felicidad, que no dejaba ninguna duda de la capacidad para disfrutar un vicio tan mortífero y entre más pasa el tiempo la ansiedad para absorberlos se hace tan fuerte, que ni el pestífero hedor los hace recapacitar de la imprudencia en momentos, cuando están al lado de seres humanos, que no conocen y por lo tanto merecen respeto.
Mi paciencia se agotó, porque la lluvia no cesaba y la muchacha sacó de una cigarrera de cuero un nuevo emboquillado, activó el encendedor y con un movimiento presumido, como ensayado, al momento dejó escapar una nueva bocanada de humo, el cual parecía hacerse más espeso y penetrante, porque la lluvia había arreciado y no dejaba escapar nada de ese desagradable momento, que produce el humo del cigarro, cuando prácticamente se encierra y el que no es fumador lo está absorbiendo. Lo único, que se me ocurrió fue entonar la canción ¡un cigarrillo, la lluvia y tú me trastornan!
La respuesta fue inmediata, con el rostro muy alterado y repitiendo desesperada cada inhalación de humo para soltarlos desafiante ¡Si, le molesto váyase! Mi única reacción fue recordarle nuevamente la canción y despedirme ¡claro, que me voy, hasta luego, cuídese, a los fumadores solamente los tolero, cuando los estoy aconsejando! Cuando la jovencita se dio cuenta, que andaba en un vehículo, cambió de actitud; la ingenuidad más que astucia se le salió por los poros: ¡señor, me da la cola! Mi respuesta fue inmediata ¡no puedo, porque el cigarro me trastorna, me dejas el carro hediondo un rato largo; camina para que disfrutes la lluvia y, a lo mejor entiendes, lo agradable que es y no hace daño!