Crece la escalada de violencia entre Israel y Hezbolá en medio del temor internacional por una guerra

Jerusalén.- Israel y Hezbolá se encaminan a un conflicto de gran escala ante la atenta mirada de Irán y la preocupación estadounidense. Las confrontaciones entre ambos bandos se revivieron después de los ataques de Hamás en territorio de Israel el pasado 7 de octubre, lo que detonó una brutal ofensiva militar israelí dentro de la Franja de Gaza.

En apoyo al enclave palestino, el grupo chiita libanés Hezbolá respondió con intensas jornadas de ataques aéreos a Israel desde sus posiciones en la frontera sur del Líbano.

Este efecto dominó después de los ataques del 7 de octubre ha construido una sensación crónica de inseguridad dentro de Israel, que ahora se bate en dos frentes armados, al oeste con Hamás y al norte con Hezbolá.

Israel no descarta irrumpir directamente en territorio libanés si las fuerzas milicianas no retroceden en sus posiciones y cesan en las hostilidades, lo que puede consumar la peor confrontación con la milicia libanesa desde el conflicto que sostuvieron en 2006.

El Gobierno israelí afirma que los ataques de Hezbolá han provocado la muerte de 18 soldados y 10 civiles desde el 8 de octubre, un día después de los ataques de Hamás en Israel; mientras que estimaciones citadas por la agencia Reuters indican que los bombardeos israelíes han acabado con la vida de 300 milicianos y al menos 87 civiles en el lado libanés.

De igual manera, Israel ha evacuado a más de 60.000 de sus nacionales que residían en el norte del país, mientras que alrededor 13.500 ciudadanos libaneses han salido de sus hogares en los pueblos colindantes con la frontera israelí.

El pasado 26 de junio, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, declaró que su Gobierno tiene la capacidad de «devolver al Líbano a la edad de piedra», aunque subrayó que es infinitamente preferible una salida diplomática a las tensiones con los milicianos, dejando entre ver que la idea de una guerra total no convence dentro de las altas esferas gubernamentales.

Las interceptaciones de cohetes lanzados desde Líbano a Israel a través de la frontera, en medio de las continuas hostilidades transfronterizas entre Hezbolá y las fuerzas israelíes, cierran la frontera israelí con Líbano, en su lado israelí el 27 de junio de 2024.
Las interceptaciones de cohetes lanzados desde Líbano a Israel a través de la frontera, en medio de las continuas hostilidades transfronterizas entre Hezbolá y las fuerzas israelíes, cierran la frontera israelí con Líbano, en su lado israelí el 27 de junio de 2024. © Reuters /Ayal Margolin

«La gran pregunta es: ¿cuánto puede sufrir Israel con este ataque? (…) Creo que la mayoría del gobierno no quiere entrar en una guerra, pero es posible que estemos llegando a ella», mencionó Orna Mizrahi, exfuncionaria del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, el pasado 21 de junio.

Por su parte, Hezbolá mantiene una retórica amenazante. El grupo ha logrado rearmarse desde la fatídica guerra de 2006, presumiendo la capacidad de lanzar hasta 3.000 misiles diarios en contra de Israel, lo que podría ser suficiente para penetrar el ‘domo de hierro’ israelí, además de contar con más de 100.000 efectivos disponibles en caso de una invasión terrestre, según reveló Hassan Nasrallah, líder de la organización, el pasado 19 de junio.

«Existe un alto peligro de que Israel aumente la confrontación con Hezbolá y se produzca una guerra total, a gran escala, que no creo que Hezbolá desee (…) Para mí, ahora esto forma parte de una estrategia disuasoria», dijo Hubert Faustmann, analista político y profesor de Historia y Relaciones Internacionales en la Universidad de Nicosia.

Esfuerzos diplomáticos para evitar una guerra total

La peligrosidad de las crecientes tensiones entre el Estado israelí y Hezbolá se ha ganado un puesto protagónico dentro de las preocupaciones de la comunidad internacional.

Tras la visita de Gallant a Washington en la última semana, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, expresó sus preocupaciones ante la posibilidad de la expansión del conflicto, favoreciendo la implementación de un plan diplomático para poder encontrar una salida a la crisis bilateral y evitar la explosión de una guerra total.

«[Antony Blinken] subrayó la importancia de evitar una nueva escalada del conflicto y alcanzar una solución diplomática que permita a las familias israelíes y libanesas regresar a sus hogares», sostuvo un comunicado del Departamento de Estado publicado el pasado 24 de junio, horas después de la reunión entre Blinken y Gallant en Washington.

Además, algunos oficiales diplomáticos de la Casa Blanca han emprendido una negociación indirecta con Hezbolá, a través de mediadores gubernamentales, empuñando una advertencia de que, sí los milicianos deciden continuar con sus ataques en contra de territorio israelí, el Gobierno estadounidense no tiene «influencia para detener» la respuesta de Israel, según información citada por el New York Times.

«Existe la posibilidad de sacar del abismo esta última escalada y expansión del conflicto (…) Pero hay cuatro actores enzarzados en un peligroso juego de la gallina y la posibilidad de un error de cálculo es alta», explicó Suzanne Maloney, directora del programa de política exterior de la Brookings Institution de Washington, para el mismo diario estadounidense.

Fuera de Estados Unidos, las alarmas también están encendidas. Los Gobiernos de Alemania y Francia han sido dos de los más activos en sus advertencias públicas sobre un posible conflicto a gran escala en la frontera norte de Israel, con París «extremadamente preocupado» por la intensificación en las hostilidades y llamando a ambos lados a «actuar con moderación», según palabras de Nicolas de Rivère, representante permanente de Francia ante las Naciones Unidas.

Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, se sumó a las muestras de preocupación de la comunidad internacional, instando a ambos bandos a encontrar una alternativa diplomática al conflicto, ya que «la humanidad no puede permitirse que Líbano se convierta en otra Gaza»

«Un movimiento precipitado -un error de cálculo- podría desencadenar una catástrofe que va mucho más allá de la frontera y, francamente, más allá de la imaginación», mencionó Guterres para medios locales el pasado 21 de junio.

La sombra de Irán se posa sobre el conflicto

La amenaza que Hezbolá representa para el Gobierno israelí no puede ser entendida completamente sin abordar el papel de Irán en la lucha de poder regional.

A través de una publicación en su perfil de X, la representación iraní en Naciones Unidas alertó sobre la «intención» de Israel de atacar el Líbano, ante lo cual Teherán afirma que «todas las opciones están puestas sobre la mesa», dejando entrever un posible involucramiento directo.

«Aunque Irán considera guerra psicológica la propaganda del régimen sionista sobre su intención de atacar Líbano, si se embarca en una agresión militar a gran escala, se producirá una guerra devastadora. Todas las opciones, incluida la plena participación de todos los Frentes de Resistencia, están sobre la mesa.», sentenció la representación de Irán en Naciones Unidas.

Aunque la amenaza iraní por su posible participación directa en la guerra ya es motivo de alerta máxima en Israel, los demás «Frentes de Resistencia» no pueden ser descartados.

El ‘Eje de Resistencia’ en Medio Oriente es como ha sido denominado el cúmulo de grupos armados financiados por Irán dispersos en diversas naciones de la región, como los rebeldes hutíes en Yemen, las Fuerzas de Movilización Popular en Irak o el mismo Hezbolá en el Líbano.

La amenaza acumulada de los grupos milicianos respaldados por Teherán ya es un tema de conversación dentro de los círculos más altos en el Gobierno de Benjamin Netanyahu desde el inicio de su ofensiva en Gaza, lo que revivió la rivalidad con dichos grupos, que han mostrado afinidad por la causa palestina y mostrado su repudio por los Estados árabes que han normalizado relaciones con Israel.

Sin embargo, un conflicto directo de Israel con Hezbolá, miembro de esta alianza informal unida por Irán, podría provocar un enfrentamiento total con todos los grupos armados involucrados y poner en un riesgo nunca antes visto los intereses de Israel en la región. 

EFE/ Reuters/

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