La renuncia del vicepresidente iraní pone en duda la unidad del gobierno de Pezeshkian

Teherán.- El nuevo Gobierno reformista en Irán inicia con el pie izquierdo. Tras anunciar la lista oficial de 19 ministros para formar su gabinete presidencial, Masoud Pezeshkian recibe un duro golpe político ante la renuncia de su vicepresidente Mohamad Javad Zarif, diplomático de carrera y negociador en jefe encargado de cerrar el acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y las potencias nucleares mundiales.

“No estoy satisfecho con el resultado de mi trabajo y me avergüenzo de no haber podido obtener la opinión experta de los comités y la inclusión de mujeres, jóvenes y grupos étnicos, tal y como había prometido”, escribió Zarif en sus redes sociales, anunciando la renuncia de su puesto, aunque reafirmando que no dejará de apoyar a Pezeshkian y sus promesas de reforma.

El exjefe de la diplomacia de Irán fue uno de los rostros históricos del Gobierno de Teherán más importantes en extenderle su apoyo al cirujano convertido en presidente, haciendo énfasis en su proyecto reformista y el cambio que esto traería a un país usualmente dominado por las facciones más conservadoras de su espectro político.

El mandatario no ha respondido a las críticas a su lista de ministros para conformar su gabinete, aunque desde el inicio de su mandato había apelado a la formación de un «gobierno de la unidad» que pudiera borrar las divisiones políticas y encontrar un equilibrio para la gobernanza iraní.

«¿Dónde está este gabinete de unidad nacional?»: el reformismo crítico a Pezeshkian

Aunque Zarif fue cuidadoso en no revelar algún quiebre político con el flamante presidente iraní, elegido el pasado 5 de julio tras la sorpresiva muerte de Ebrahim Raisi, las causas de la renuncia en sí mismas presentan un distanciamiento entre las promesas de campaña de Pezeshkian y sus primeras acciones, algo que genera críticas dentro y fuera de su partido.

De los 19 ministros presentados por Pezeshkian para su aprobación en el Parlamento, 8 de ellos provienen de la bancada conservadora y tres de ellos eran piezas claves en el Gobierno de Raisi: Abbas Aliabadi, exministro de Industria, ahora nominado a Energía; Amin Hosein Rahimi, ministro de Justicia que continúa, y Esmail Khatib, que también se queda con su puesto como ministro de Inteligencia.

«Se suponía que este gobierno iba a ser un símbolo de cambio y no la continuación del estado actual”, lamentó Azar Mansouri, lideresa del Frente de las Reformas, que afirmó haber advertido al presidente de no tomar decisiones que pudieran hacer que «el pueblo se decepcione con su elección».

Aunque su plataforma política impulsó la inclusión de las mujeres y los jóvenes en puestos gubernamentales importantes, el gabinete propuesto por Pezeshkian solo incluye a una mujer, Farzaneh Sadegh, a la cabeza del ministerio de Caminos y Vivienda, además de que, en conjunto, todos los candidatos suman 60 años de promedio. 

Además, otra nominación polémica fue la de Eskandar Momeni, propuesto para ministro de Interior, miembro de la Guardia Revolucionaria iraní y conservador radical que aboga intensamente por imponer el velo islámico a las mujeres del país, medida sumamente criticada por el presidente en su campaña.

Los ministerios clave del Gobierno, como el de Interior, Relaciones Exteriores o el de Inteligencia, tienen que ser negociados en consulta directa con el líder supremo iraní, el Ayatola Ali Jameneí.

EFE/

Entradas relacionadas